A 19 años del conflicto que derivó en una matanza: cómo fue la Masacre de Coronda

Un grupo de reclusos santafesinos mató en cuestión de minutos a 14 integrantes de dos pabellones, tras tomar de rehenes a celadores.

La imagen de los cajones ingresando al penal recorrió todos los medios en aquellos días
La imagen de los cajones ingresando al penal recorrió todos los medios en aquellos días Foto: Clarín

Este jueves 11 de abril se cumplen 19 años de una de las masacres más sangrientas en el ámbito penitenciario provincial: un conflicto entre presos dejó como saldo 14 muertes violentas que ocurrieron en cuestión de horas entre las paredes del penal de Coronda.

El hecho pasó a la historia como la “Masacre de Coronda” y ocurrió el 11 de abril de 2005. Según los que lo vivieron, todo comenzó por la tarde, cuando alrededor de 50 reclusos que estaban alojados en el pabellón 7 cruzaron hasta el ala norte del penal, forzaron la seguridad e ingresaron al pabellón 11, armados y tomando como rehenes a dos guardias.

Una vez dentro, mataron con armas blancas tipo “chuzas” a 10 presos en cuestión de minutos, sin que el personal penitenciario pudiera contener la ira de los reclusos. A uno lo degollaron y a dos ya heridos los encerraron en una celda con cuatro colchones incendiados, para que murieran quemados. Luego de eso, se trasladaron al pabellón 1 y, con similar mecánica, mataron a otros 4 presos más.

Imágenes del horror
Imágenes del horror Foto: Clarín

Llevó unas diez horas reestablecer la calma y lograr que los internos se entregaran, luego de exigir la presencia de sus abogados y los medios de comunicación. La cárcel ya era un reguero de sangre.

¿Quiénes fueron los reclusos asesinados?

El ataque terminó con catorce internos fallecidos, que fueron identificados como Diego Hernán Aguirre (23); Cristian Adrián Heredia (27); Walter Enrique Gómez (33); José Itatí García (29); Juan Manuel Ortigoza (27); Amelio Abel Mercado (26); Ramón Alberto Duarte (27); Sergio Damián Duarte (24); Sergio Pablo Frías (32); Carlos Ariel Barreto (26); Jorge Raúl Yanuzzi (27); Juan Díaz y Fabián Ezequiel Benítez (22) años y Ramón Andrés Valenzuela (30).

En un principio, se habló de una revuelta ligada a problemas territoriales, ya que todos los muertos eran rosarinos. Sin embargo, durante el transcurso del juicio se develaron las verdaderas razones: los reclusos habían sido seleccionados.

Los 14 fallecidos
Los 14 fallecidos Foto: Clarín

En ese punto, uno de los internos recordó: “Te iban diciendo, ‘con vos salí que está todo bien’. Ya sabían a quién buscar. Y ninguno de nosotros dijo nada porque sabíamos qué tipo de presos estaban buscando. Como que nadie los quería”.

En ese marco, uno de los acusados confesó ante el juez: “Los rosarinos se estaban portando mal en el patio de las visitas. Molestaban a la visita y nosotros tenemos un código: a la visita no se la molesta. Le afanaban cosas, por ejemplo. Así no se podía convivir y las autoridades lo sabían”.

el juicio

Durante el juicio, se investigó la responsabilidad de los agentes penitenciarios tomados de rehenes y uno de ellos, Oscar Yosviak, contó que su colega Eduardo Marchesín “permitió todo para que hicieran lo que querían”.

Tanto Marchesin como Yosviak fueron procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público en concurso ideal, con homicidio culposo, agravado en catorce oportunidades, en concurso ideal. No obstante, terminaron absueltos.

La causa fue elevada al Juzgado de Sentencia del juez Mauricio Frois que condenó en 2008 a prisión perpetua a los presos Oscar “Loco” Gutiérrez, Luis Romero, Carlos “Tuerto” Aranda, Rodrigo Romero, Ariel Rojas, Juan Pablo “Chino” Massa y Luis “Salpicado” Romero como “coautores de los delitos de privación ilegítima de la libertad coaccionante agravada por haberse logrado el propósito y homicidio calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas reiterado en catorce oportunidades en concurso real”.

Armas secuestradas
Armas secuestradas Foto: Clarín

Además, se impuso una condena de 10 años de cárcel a Rafael Lemaire, Juan Pablo Cantero y Marcelo Enrique tras encontrarlos culpables del delito de “coautores penalmente responsables de los delitos de privación ilegítima de la libertad coaccionante agravada por haberse logrado el propósito”.

El hecho marcó un quiebre en la política penitenciaria, que se reajustó tanto en la convivencia entre presos como en cuestiones ligadas a las requisas, el control poblacional y la transparencia de los funcionarios.