Científicos rosarinos desarrollan un método ecológico para blanquear la pulpa de papel

Podría sustituir los contaminantes tóxicos que en la actualidad  usa la industria celulosa.

Científicos rosarinos desarrollan un método ecológico para blanquear la pulpa de papel

Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del Conicet desarrollan un método de blanqueo ecológico de la pulpa de papel, mediante un catalizador que mimetiza el comportamiento de enzimas naturales, y que podría sustituir los contaminantes tóxicos que en la actualidad  usa la industria celulosa.

"Se denomina 'catalizador bio-mimético', porque mimetiza el comportamiento de enzimas naturales", explicó Sandra Signorella, investigadora de la Unidad de Química Inorgánica del Instituto de Química Rosario que encabeza el equipo integrado por Claudia Palópoli, Verónica Daier y Gabriela Ledesma, Verónica Solís, Ezequiel Bernatene, Matías Patriarca, Micaela Richezzi, Joaquín Ferreyra, y María Eugenia di Setti.

"Lo que estamos desarrollando es un método que sustituya el actual que se usa para blanquear la pulpa de papel, que sea libre de cloro. En vez de utilizar el cloro como oxidante, pretendemos reemplazarlo por sustancias no tóxicas como son el oxígeno, agua oxigenada y ozono", detalló.

Y como ese procedimiento requiere "alta temperatura, entonces se le pone un catalizador, que hace que esa reacción o decoloración ocurra en un tiempo corto y que se puedan eliminar todas aquellas sustancias que le dan color al papel".

La científica explicó que los catalizadores diseñados por su equipo de investigación "funcionan del mismo modo que la enzima funciona en la madera".

Al respecto, detalló que en "en el interior de la madera de los árboles habitan hongos que secretan unas enzimas que descomponen la lignina, que es lo que le otorga el color el papel, a la pulpa, y se encarga de unir las fibras de celulosa".

El proyecto del método ecológico para el blanqueo de la pulpa de papel, es financiado por la Agencia Provincial de Ciencia y Tecnología, pero el proyecto global y la línea de investigación de los científicos rosarinos, es apoyada con recursos del Conicet y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.