Cómo viven las familias calerenses la cuarentena

Dos familias de distintos barrios nos cuentan sus experiencias.

Reunión de Jugando en Familia
Reunión de Jugando en Familia

El aislamiento social obligatorio cambió la rutina de las familias calerenses, como las de todo el país. Vía La Calera entrevistó a dos familias, una de Dumesnil, otra de Altos La Calera para que cuenten cómo viven la cuarentena.

Mariela, de Barrio Dumesnil, tiene una familia que la integran cuatro personas. Con dos hijos de distintas edades (16 y 6 años), nos comenta que están en su casa desde que empezó el aislamiento, tratando de sobrellevarla, cuidando a sus niños.

"Mi marido trabaja en la recolección de residuos en los countries, y sale todos los días", explica y señala que "los chicos están en casa, haciendo la tarea de la escuela que es mucha". Con respecto a esto, contó que retiran los deberes en una fotocopiadora donde los docentes la dejan, y Mariela sale a realizar las comprar cada 2 o 3 días.

Con respecto a los gastos, no notó que haya un aumento, por lo que lo observa normal. Hay más diálogo entre ellos, sobre todos porque ayudan a los chicos en las actividades escolares y comparten juegos.

El niño menor es el que más le cuesta estar en la casa y la cuarentena perjudicó a Mariela en su trabajo (realiza servicio doméstico) y lamentan no poder realizar deportes en el parque.

Guillermo, de Barrio Altos La Calera, tiene una familia de cuatro integrantes. Sus hijos tienen 9 y 7 años y desde hace más de dos semanas que están en su casa. "Aprendí a ser docente, limpiar la casa, carpintería, herrería..", cuenta entre risas.

Con su esposa, salen a comprar al súper cada 3 o 4 días e indica que hubo un aumento considerable en los precios con respecto a principio de mes.

Con respecto a las tareas escolares, comenta que bastante complicado. "Me cuesta mucho explicar Matemática", expresó en tono preocupante y lamenta que la escuela no haya implementado aulas virtuales. Los docentes mandan las actividades por mail.

En cuanto a los hábitos, cambiaron todos, ya que antes tenían una rutina y se les hace más largos los días. Extrañan la posibilidad de que los niños gasten sus energías en la plaza y recalca su falencia de explicar a sus hijos las actividades escolares.