Todo por amor: Renatta necesitaba un trasplante de hígado y su padre se lo donó

La niña de tres años tenía un tumor en el hígado y necesitaba un trasplante hepático. Después de hacerse los estudios, su padre pudo donarle y salvarle la vida.

Renatta Nieva con su papá.
Renatta Nieva con su papá. Foto: Redes sociales

El amor de los padres hacia un hijo es tan grande que no se puede expresar en palabras. El sentimiento de los adultos por sus pequeños los lleva a hacer cualquier sacrificio por ellos, como es la historia de Renatta y su papá, quien le donó su hígado para salvar la vida de su niña.

Renatta Nieva tiene tres años y fue diagnosticada con un hepatoblastoma, un tumor en el hígado poco común en los niños. Ella fue sometida a quimioterapia, pero los médicos no podían sacar el tumor por completo.

La menor fue derivada al Hospital Privado Universitario de Córdoba, en donde le dijeron que la única manera de que se cure era sacando el hígado entero y reemplazarlo por otro, es decir, necesitaba un trasplante hepático.

Un acto de amor: el padre de Renatta fue el donante de la niña

Yohana Cuevas y Marcos Nievas, los padres de Renatta, empezaron a buscar profesionales especialistas en la enfermedad que padecía su niña. Así fue que llegaron a una entrevista con el Dr. Martín A. Maraschio, jefe del Programa de Trasplante Hepático del Hospital Privado de Córdoba.

Si Renatta ingresaba a una lista de espera para un donante, el proceso iba a ser más largo aun, y al ser una enfermedad tumoral se necesita accionar rápidamente. Así fue que los especialistas sugirieron el trasplante con donante vivo como la mejor opción por la inmediatez en la disponibilidad del órgano.

Renatta Nieva.
Renatta Nieva. Foto: Redes sociales

Después de que Renata se hiciera los estudios necesarios, los médicos informaron que el donante podía ser su papá. Un acto de amor que le devolvió la salud a Renatta y algo que va a recordar por el resto de su vida.

Nievas contó su experiencia y aseguró que lo importante es estar junto a la familia y saber compartir el proceso. “Uno se siente bien en acompañarla con todo, la verdad que fue muy emocionante ayudarla”, dijo el hombre.

Por suerte, en la cirugía no hubo ningún inconveniente para ninguno de los dos. El post operatorio salió bien, pero este tipo de intervenciones por lo general demanda al menos dos semanas de internación para los niños, con la posibilidad de prolongarse y se realizan controles estrictos.