30 años después conoció a su hija gracias al voley

Es entrenador y ella era jugadora y pudieron entrar en contacto por la actividad que los une.

Julia y Paco
Julia y Paco

Habría que pensar que ella lleva el voley y en sus genes porque no hay mucha explicación a la casualidad que la llevó a conocer a su padre biológico a los 29 años, sin haber tenido ningún contacto previo ni saber que esa era la pasión de su progenitor.

Es la historia de Paco y Julia, padre e hija que se conocieron gracias a una planilla en la que él vio muy familiar la cara de una jugadora, que luego se comprobaría su parentesco.

Julia se crió jugando al voley sin saber que su padre biológico era un apasionado de ese deporte.
Julia se crió jugando al voley sin saber que su padre biológico era un apasionado de ese deporte.

A los 19 años, Paco vino a Córdoba a jugar en Club Banco y fue allí que se enteró que había sido padre fruto de una relación con una mujer de su pueblo, pero nunca pudo conocer a la niña ya que la madre la dio en adopción: "había perdido por completo el contacto con la mamá de Julia y no sabía que ella estaba embarazada. Cuando volví, me llamó y me dijo que había sido papá. Fue una sorpresa y una alegría, aunque después me contó que la había dado en adopción", dijo a Cadena 3.

Años después de aquel lejano 1990, ya convertido en entrenador de voley tuvo una revelación al ver una planilla de jugadoras: frente a sus ojos había una foto de una joven que le resultaba muy familiar y eso encendió la chispa.

"Yo trabajaba en Freire, en el club, y era el formador de la planilla que se mandaba con los datos de cada jugadora. Cuando empiezo a pasar sus datos, veo que todo coincidía: el día y el lugar. En una esquina de la hoja, había una foto 4x4 de la jugadora. Yo creo que ahí fue el primer momento que descubrí que Julia era mi hija", contó el protagonista de esta historia increíble.

Así, con esa certeza del corazón emprendió la difícil tarea de contactarla y de llegar a la pregunta más complicada de su vida, pero las cosas no fueron tan arduas, según lo cuenta ahora: "desde los 12 años que sabía que era adoptada. Sus papás adoptivos son una gran familia. Su papá le decía que su mamá no era de la panza, sino del corazón", recordó.

Con todo el viento a favor, Paco pudo ir a Santa Fe, a ver a Julia y recibir una sorpresa más: "me abrieron la puerta de par en par. Me emociona que esos padres hicieron lo que ella es hoy", dijo.

"Su papá natural es el adoptivo y yo soy como un complemento", concluyó Paco.