Encarcelaron a un matrimonio por los abusos sexuales a su hija

Su padre la violó en el 2015. Su mamá está procesada como partícipe necesaria del abuso. Fueron trasladados a la penitenciaría de la capital puntana el lunes por la mañana.

El matrimonio acusado la noche del domingo, saliendo de las oficinas del juzgado Penal 3. Foto: El Diario de la República.
El matrimonio acusado la noche del domingo, saliendo de las oficinas del juzgado Penal 3. Foto: El Diario de la República.

El domingo por la noche la jueza de San Luis, Virginia Palacios procesó y ordenó encarcelar a una pareja por los abusos sexuales y maltratos que sufrió una adolescente desde que tenía unos 6 o 7 años. El hombre fue procesado por el delito de abuso sexual agravado y la madre de la víctima de ser partícipe necesaria, ya que estaba al tanto de lo que pasaba pero nunca ayudó a su hija.

Hace una semana trascendió el caso de la joven, que ahora tiene 20 años, pero entre los 6 y los 7 vivió una historia de terror. Su padre comenzó a manosearla y, a medida que fue creciendo y convirtiéndose en una mujer, la violó. 

El hombre, en realidad no es el padre biológico, pero le dio su apellido a la chica por lo que es el padre legal. La joven se animó a contar los ultrajes que sufrió desde muy pequeña y recordó que su padre comenzó a manosearla en las partes íntimas, la obligaba a sacarse la ropa, a sentarse encima de él y le pedía que lo tocara en los genitales, entre otras aberraciones.

En el 2015 cuando la víctima tenía casi 16 años y empezó a tener contacto con un chico de su misma edad; fue entonces cuando sucedió lo peor, su padre la violó.

"Yo no creo que mi mamá no haya escuchado", aseguró la joven ante la Justicia, hace poco más de una semana.

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El Diario de la República tuvo acceso al documento de auto-procesamiento en el que la jueza Virginia Palacios además de argumentar con hechos y pruebas su decisión judicial, criticó duramente al sistema judicial por el hecho de como re-victimiza a las victimas; incluso hizo una autocrítica de su propio juzgado, y rechazó la estrategia de los acusados al querer hacer quedar a su joven como "una chica fácil", contando detalles de su vida intima.

En el documento, Palacios expuso: "Me permito exponer que, en los diez años en el ejercicio de la magistratura, pocas veces he escuchado y sentido un relato tan cruento y descarnado de quien hoy resulta una adolescente que entiende y expresa que respecto de lo vivenciado ya no existe posible retorno".

Por su parte,Hugo Scarso el abogado defensor del matrimonio presentó una serie de testigos con el fin de desviar la culpabilidad hacia la víctima, dando a entender de que la vida sexual de la joven y actitudes la convirtieron en la instigadora, según informó el medio local.

"La denunciante, como mujer y en su esfera de privacidad y desarrollo de su faceta sexual, ostentaba y ostenta sus derechos más sagrados en cuanto a su reserva. En ese ámbito es dueña y señora de sus actos y resulta inadmisible la intromisión judicial en dicha zona", argumentó Palacios, y aclaró: "De ninguna forma restaré crédito a sus dichos, respaldados en sólidas probanzas incorporadas en la causa, sea que hubiere sido rebelde, que hubiere tenido uno, dos, o diez novios".

Luego Palacios sentenció: "Por demás me permito aseverar enfáticamente que resulta una técnica ya insostenible la de situar a la denunciante como la instigadora sexual y causante originaria de la agresión sexual. Me resisto firmemente a consentir dicha actividad por cuanto no resulta menor el trauma que la seguirá (a la víctima) cual una sombra por el resto de su vida".

La magistrado Palacios resumió en cuatro puntos los hechos por lo que procesó a la madre de la chica:

  1. Haber omitido cuidar a la víctima pese a que, por su carácter de progenitora, le correspondía hacerlo, eludiendo observar la victimización de violencia física y abuso sexual a la que era sometida a manos de su pareja.
  2. Haber desatendido todas las señales que su hija dio sobre los padecimientos de que era víctima.
  3. Haber tachado de falaces los dichos de la menor desatendiendo la confianza necesaria que (la víctima) necesitaba depositar en ella en su rol de madre.
  4. Que aún teniendo el conocimiento de lo que le sucedida a su hija, tuvo la posibilidad de evitarlo y no lo hizo, dejando a su hija a los designios de quien socavare su integridad física, sexual y psíquica.