Martín Guzmán: “La recuperación es sólida, la inversión crece al 38,4% en términos reales”

En una entrevista exclusiva con Vía País, el ministro de Economía habló de la inflación, el dólar, la emisión de pesos, el déficit, la presión tributaria, las exportaciones, las retenciones y los créditos UVA, entre otros temas.

Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)
Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)

Pasó la noche en Córdoba, donde cenó con 300 empresarios. Al volver, temprano, del Aeroparque fue directo a su despacho en el quinto piso del ministerio de Economía. Reuniones, llamadas, diálogos con otros funcionarios. Almorzó algo. Más reuniones. Son las 15:45. Camina unos pasos por un pasillo y abre la puerta del Salón Scalabrini Ortiz. Martín Guzmán saluda con un choque de puños, uno por uno.

¿Cansado?, la primera pregunta.

“No, en absoluto”, responde.

Guzmán se sienta a la mesa. Una mesa oval con historia: sobre ella se firmó en 1935 el armisticio entre Bolivia y Paraguay que puso fin a la cruenta Guerra del Chaco. Por ella, también, pasaron Martínez de Hoz, Cavallo, Kicillof, Dujovne y decenas de ministros. Allí se tomaron decisiones que seguirán impactando por décadas a los habitantes de la Argentina.

El ministro bebe un sorbo de agua. Detrás, la bandera argentina y un cuadro del artista Jorge Soto Acebal: Ofrenda de Frutos. El fotógrafo Federico López Claro se inclina y dispara al ras de la mesa, se apura a capturar los primeros gestos. Guzmán no se inmuta. Mira a quienes lo rodean. Y pide que avisen a sus colaboradores que estará allí por un rato.

Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)
Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)

El problema que más afecta y preocupa a los consumidores es la inflación. Usted dice que es un “fenómeno multicausal”. ¿Cuáles son las causas concretas que identifica?

Primero, las macroeconómicas. La gran restricción para sostener períodos de crecimiento en el país ha sido la falta de divisas. Cuando el país crece, aumenta la demanda de divisas porque se elevan las importaciones requeridas por la producción. Cuando el país no logra generar un crecimiento de las exportaciones que le de sostenibilidad a esa expansión de las importaciones terminamos teniendo presiones sobre el tipo de cambio. Y esas presiones, a su vez, resultan en tensiones sobre los precios. Al mismo tiempo hemos transitado períodos largos con dificultades para sostener una política fiscal que nos haga no tan dependientes de la emisión monetaria. Y lo que esto muestra es que la inflación no es un fenómeno puramente monetario, pero sí que tiene un componente monetario.

En el contexto en el cual las divisas no han crecido y sí lo han hecho las deudas en moneda extranjera y por falta de crédito se requiere de financiamiento monetario para sostener las políticas públicas, hay una parte de ese financiamiento que termina presionando también sobre el tipo de cambio y, de ese modo, sobre la inflación.

¿Cómo juegan las expectativas en ese escenario?

Hay un problema de coordinación colectiva o de expectativas. En un ambiente de tanta ansiedad lo que termina ocurriendo es que muchas veces hay actitudes precautorias y preventivas por parte de quienes forman precios sobre la expectativa de que los costos de reposición van a aumentar porque otros subirán los precios. Y eso le termina dando mayor inercia o persistencia al proceso inflacionario. Por eso es también es fundamental desde el esquema de políticas públicas complementar la política macroeconómica para atacar la inflación con políticas de precios e ingresos que ayuden a una mayor coordinación de los distintos actores de modo de ir alineando expectativas con lo que son los objetivos de reducción de la inflación.

¿Y hoy cuán lejos se está de poder alinear esas expectativas?

Es un proceso en el que se viene trabajando. Tuvimos este año un factor adicional que es la inflación de commodities. En el contexto de pandemia, en el mundo bajó la demanda de servicios y aumentó la de alimentos. La inflación de alimentos que a nivel global superó el 30% interanual y eso tuvo un impacto en la Argentina.

Una de las críticas que más recibe el Gobierno por parte de la oposición es por la emisión monetaria. Usted explicó en el Congreso que no había alternativa para financiar la pandemia porque ya había déficit y el endeudamiento en pesos y dólares estaba vedado por el default. Ahora, de acá para adelante, ¿es posible proyectar una economía con equilibrio fiscal y sin tener que emitir constantemente moneda?

Quienes hoy critican el sendero fiscal que estamos llevando adelante, que estamos tomando crédito en nuestra propia moneda y que en parte se recurre a una asistencia del Banco Central, lo que realmente están pidiendo es un ajuste del gasto. Eso es lo que hizo el gobierno anterior. ¿Y en qué resultó? En una muy profunda recesión que aumentó el desempleo, la pobreza, la desigualdad. Por el contrario, lo que hoy está ocurriendo en Argentina es un proceso sólido de recuperación económica, que no es casualidad y que es el resultado de políticas concretas que se implementaron durante la peor parte de la pandemia permitiendo en gran medida proteger el tejido productivo y social. Uno se pregunta entonces qué hubiese pasado en la Argentina si no hubiese habido ATP, reducción a las contribuciones patronales, el IFE, créditos para monotributistas, los bonos que se dieron o la extensión de la Tarjeta Alimentaria.

Lo que piden los sectores que señalás es un ajuste, algo que no funcionó, que nunca funciona y muestran así que no tienen la capacidad de llevar a la Argentina hacia adelante. Nosotros sí tenemos esa capacidad. El esquema de políticas públicas está funcionando.

Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)
Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)

¿Pero en un mediano plazo, ve un esquema con menor emisión monetaria?

Nosotros entendemos perfectamente que una parte del financiamiento vía emisión monetaria termina fluyendo, luego de dar vueltas en la economía, hacia la demanda por divisas y que eso presiona en los tipos de cambio. Pero hay que saber manejar los tiempos.

¿Qué significa manejar los tiempos?

Lo que estamos haciendo es: al mismo tiempo que el Estado tiene un rol activo para la recuperación económica y para el desarrollo de aspectos clave como son la ciencia, la educación, el desarrollo tecnológico, la salud, la obra pública, la logística, vamos reduciendo el déficit fiscal a una velocidad consistente con la recuperación de la actividad y por lo tanto se va reduciendo la emisión monetaria.

El país tiene una historia de diciembres complicados ¿Cuánto le preocupa el frente social?

Hoy hay una política de protección social muy activa y un Estado presente desde la seguridad social. Al mucho sufrimiento que se generó entre el 2015 y el 2019 que se dio por el colapso del modelo económico anterior, se le sumó la pandemia, que en todo el mundo fue muy desigualdadora porque penaliza y daña más en buena medida a la población más vulnerable.

La política social activa que desarrollamos hizo que se mantenga estable la distribución de los ingresos medida por el Coeficiente de Gini. Por supuesto que este es uno de los grandes desafíos: ir resolviendo los problemas sociales más fuertes que tiene la Argentina. El principal, el problema de la pobreza infantil. Y eso es prioridad.

El stock de Leliq y Pases emitidos por el Banco Central está en torno al 134% de la base monetaria. Cuando al macrismo le estalló la crisis financiera en 2018 ese ratio estaba en 137%. ¿Cómo se desarma esa montaña de deuda ahora?

La situación que hoy tenemos con la suma de Leliqs más Pases es disfuncional. Afecta al funcionamiento del sistema económico. El sistema financiero se supone que debe canalizar los ahorros en inversión y lo que hoy, lamentablemente, tenemos es una situación en la cual los depósitos que recibe el sistema bancario, en lugar de canalizarse en mayor medida en inversión ya sea privada o pública, en créditos, termina canalizándose en Leliq más Pases en una medida significativa.

¿Entonces?

Entonces, de facto, el Banco Central termina actuando como un intermediario entre los depositantes y los bancos. Esta disfuncionalidad hay que corregirla. En 2020 no se pudo corregir y el problema se hizo más grande porque tuvimos una pandemia que nos llevó a una necesidad de mucho mayor financiamiento para un déficit fiscal más grande para proteger las capacidades productivas y sociales. Y parte de esa emisión fue esterilizada a través de las Leliq y los Pases para evitar presiones mayores en el frente cambiario y que por lo tanto hubiera un efecto desestabilizante. Pero hoy la economía está en otro lugar, se está recuperando, y es nuestro deber trabajar en este tema bajo la conducción del Banco Central para poder revertir esta situación.

¿Eso significa que le pedirían a los bancos que presten más dinero o van a bajar las tasas?

No voy a hacer un anuncio aquí. Pero claramente hay que trabajar sobre los incentivos. La estructura de tasas de interés debe reflejar un conjunto de incentivos que estén alineados con canalizar el ahorro en crédito y no que fluya hacia los Leliqs y Pases.

Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)
Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)

En materia de emisión de deuda en pesos: en lo que va del año tienen un ratio de roll-ver del 119%. Pero en agosto hubo dos licitaciones en las que no obtuvieron el total del dinero que salieron a buscar en el mercado local. ¿Les generó esto preocupación hacia adelante?

No, nosotros miramos el balance de todo el año y uno de los grandes logros que se ha alcanzado en estos casi veintiún meses de gestión fue reconstruir el mercado de deuda pública en pesos, que estaba colapsado porque el pago de la deuda en pesos había sido diferido por el gobierno anterior. Es muy importante que el sector público tenga financiamiento en su propia moneda y también lo es que esto funcione como un ancla para el desarrollo del mercado de capitales, donde el financiamiento creció 84% anual en los primeros siete meses del año. Por supuesto siempre puede haber un vaivén. Los bonos y las letras que hoy emite el Tesoro son activos absolutamente seguros y esto es algo que el mercado ha ido entendiendo.

Sectores productivos están indicando que los reajustes que hubo a los controles cambiarios están complicando la posibilidad de importar insumos. ¿El gobierno lo detectó, lo está analizando, ven alguna situación disruptiva?

Las importaciones han mantenido un crecimiento sólido, consistente con la recuperación económica. Nosotros estamos gobernando en una época de escases de divisas, después de que la Argentina tomó 100.000 millones de dólares de deuda entre 2015 y 2019 que no se usaron para aumentar la capacidad productiva. En un contexto así es fundamental definir prioridades para el uso del recurso escaso. La administración del comercio exterior que hoy se realiza tiene que ver con eso. Los resultados en términos de recuperación económica y de estabilidad cambiaria hoy son claros. Los indicadores hoy están más fortalecidos y hay mayor resiliencia. Las exportaciones alcanzaron el mayor nivel desde 2013, hay superávit comercial sólido y se han reestructurado deudas, aun cuando queda un asunto importante como la deuda con el FMI.

¿Se pueden esperar cambios hacia adelante?

La lógica de administración del comercio exterior se condice con una economía que estaba en una doble crisis. En la medida que la economía vaya recuperando sus stocks de reservas internacionales va a ir evolucionando el esquema del comercio exterior y de regulaciones de los movimientos de capital entre la Argentina y el resto del mundo hacia el horizonte al que apuntamos.

El FMI tiene dos programas: el Stand By, que se firmó en 2018; y el SAF, que firmaría este Gobierno. Usted explicó en otra oportunidad que para cerrar el acuerdo espera que el organismo elimine las sobretasas y acepte una cláusula que permita al país migrar a otro programa en el futuro si el FMI genera uno nuevo que sea más beneficioso. ¿Podría ocurrir eso este año?

A la Argentina no le quedó nada de los 44.000 millones de dólares que depositó el FMI. Y ahora tenemos que resolver este problema, pero no para un gobierno que está hasta 2023 sino para el pueblo argentino. Debemos tener un acuerdo que no implique comprometer la recuperación económica y los objetivos de generación de trabajo, dinamismo productivo y estabilidad macroeconómica duradera. Y para eso estamos negociando con firmeza y convicción. Sobre todo, construyendo un sentido común en el mundo sobre lo que es razonable hacer. El G20 ya le pidió al Fondo finalizar el período de consultas sobre la redefinición de los sobrecargos de interés. Y hemos dado pasos importantes y no es una cuestión sólo de Argentina sino de los países del mundo y del propio FMI que es corresponsable de la situación que se dio y que también debe moverse más rápido para lograr las condiciones que darían lugar a un acuerdo.

El programa SAF también exige “condiciones específicas que se centren en las reformas estructurales”. ¿Estaría dispuesto a firmar una reforma previsional o un ajuste del gasto?

Eso no está en discusión. Nosotros somos un soberano y lo que estamos dispuestos a firmar es aquello que como soberano consideramos que protege y cuida al pueblo argentino.

Hay enojo en un sector del campo por las restricciones a la exportación de carne. Advierten que se perdieron u$s1.000 millones. ¿Cuál es el balance del gobierno sobre esta decisión?

Primero, para nosotros el campo es muy importante y la agroindustria lo es. Dos tercios de las exportaciones de bienes de la Argentina provienen de allí. La agroindustria crea más de tres millones de empleos formales. También hay que entender qué puede dar el sector y qué no puede dar, y cómo poder sostener desde el punto de vista colectivo una sociedad equilibrada. Han sido muy interesantes y de muchísimo valor las discusiones que hemos mantenido con un sector importante de la agroindustria. A veces, lo que uno nota son marcos de análisis diferentes.

¿A qué se refiere?

Algunos me han planteado que el marco de análisis del sector parte de los principios de libertad para producir, comerciar y exportar. Y que el objetivo es que el Estado no esté involucrado a cualquier cuestión que afecte a ese marco de análisis.

¿Y el Gobierno qué plantea?

Lo que nosotros planteamos es que, por supuesto, queremos un sector que tenga más capacidad para producir, invertir, generar empleo, comercializar y exportar, pero no se puede no regular. Si el Estado estuviera ausente, lo que terminaría ocurriendo es que las fluctuaciones que naturalmente se dan en un sector muy vinculado al mundo podrían tener efectos muy regresivos y la implicancia de ello sería que tendríamos un sufrimiento mayor en millones de personas en nuestro país. Para nosotros era fundamental encontrar una manera de poder detener la presión tan fuerte sobre los precios que se venía dando producto del aumento de la demanda internacional.

También ocurre que por la historia que hemos tenido, hay instrumentos que parecieran estar vetados y se termina recurriendo a instrumentos que son subóptimos para evitar una mayor conflictividad a nivel político. Debemos como sociedad trabajar para entendernos mejor y que aquellos instrumentos que por razones históricas parecieran generar mucha conflictividad puedan ser utilizados cuando esto termina siendo beneficioso para todos los sectores.

Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)
Martín Guzmán ministro de Economía de Argentina durante la entrevista. (Federico Lopez Claro)

¿Cómo ve la posibilidad de que la Reserva Federal estadounidense suba la tasa y eso impacte en los precios internacionales de la soja y otros commodities?

Para los tiempos que vienen, el panorama internacional que se presenta también incluye una política fuertemente expansiva por parte de los países que cuentan con moneda de reserva para lidiar con la pandemia. Lo que se espera en ese contexto es que se mantenga la presión sobre distintos precios como son activos financieros, inmobiliarios o también sobre los precios de los commodities, aunque no necesariamente de mayor inflación pero sí de niveles de precios que sean superiores a los que había cuando nosotros iniciamos el Gobierno en diciembre de 2019.

Por supuesto que todavía hay una situación elevada de incertidumbre en el mundo por la de pandemia y es prácticamente imposible anticipar las evoluciones que tendrá el Covid-19. Es difícil poder hacer proyecciones. Pero sí, el panorama macroeconómico hoy se presenta distinto al de la prepandemia.

La presión tributaria de Nación y provincias terminó el 2020 en 29,4% según datos oficiales y hay estudios privados que señalan que este año cerrará en 32% en 2021. ¿Hasta qué punto considera que es sostenible la carga tributaria para no empezar a afectar en el nivel de inversiones?

Primero, necesitamos una estructura tributaria que satisfaga ciertos principios. Numero uno: que esté alineada con la sostenibilidad fiscal, lo cual es un activo para construir un ambiente de estabilidad que propicie el crecimiento de la inversión privada y pública.

En segundo lugar, esa estructura debe tener características de progresividad. Esto es algo que requiere un país que busca tener una mayor equidad de oportunidades.

En tercer lugar, debe favorecer la armonización entre los distintos niveles de nuestro federalismo: nacional, provincial y municipal. En esos sentidos se ha avanzado fuertemente. Producto de las medidas que se adoptaron desde que asumimos, hoy tenemos una estructura que nos fortalece y que genera un ambiente de mayor estabilidad que justamente es más propicio para la inversión.

¿Qué está viendo en materia de inversión?

El último dato nos indica que la inversión creció interanualmente el 38,4% en términos reales. Y el último dato de crecimiento trimestral es del 6,1% en términos reales. Son números importantes.

Hay sectores que piden una baja de los impuestos para incrementar inversiónes.

Aquí hace falta crear un sentido común. Me reúno con empresas de todo tamaño. A la hora de pedir una reducción de la carga impositiva en esta Argentina de hoy, hay que entender lo que eso implica para la coyuntura más allá de cualquier visión ideológica. Imaginemos lo que sería la Argentina si hubiese un mayor déficit fiscal que estuviese que estar financiado sólo por emisión monetaria adicional.

¿Estaríamos frente a una hiperinflación?

No, no, pero sí habría mayores presiones cambiarias y de precios. Y por lo tanto habría un efecto sobre los ingresos en términos reales. Eso significa que las empresas tendrían un mercado más chico en el cual vender sus productos. Eso es lo que ocurrió con el gobierno de Juntos por el Cambio. Y la producción cayó.

¿Y si la reducción impositiva se compensara con una reducción del gasto como plantean actualmente desde Juntos por el Cambio?

Sería en aquel segmento que mayor multiplicador de la actividad económica tiene, que es el de la obra pública, el gasto de capital. Esto es lo que termina ocurriendo en la Argentina cuando se dan ajustes del gasto como el que ya hizo Juntos por el Cambio.

¿Cuál fue la lógica con la que han modificado el esquema de derechos de exportación?

El esquema de derechos de exportación se ha redefinido con una lógica que no es en modo alguno fiscal sino productivista, que busca una estructura de precios relativos que favorece a los sectores de la economía que tienen más capacidad de agregar valor. Y doy un dato que no se tiene muy en cuenta pero que es importante: hoy el 94% de las posiciones de derechos de exportaciones tienen una alícuota menor que el 10 de diciembre de 2019.

Este año hubo marchas de familias que compraron una casa o un auto con créditos UVA. Si bien la mora es baja, los endeudados afirman que están en una situación límite porque han dejado otros gastos para poder cumplir con la cuota mientras el capital también se les dispara en pesos por la inflación. ¿Qué respuesta hay para estas familias?

El problema con los créditos UVA es que hubo una caída muy fuerte, de 20 puntos porcentuales, del poder adquisitivo del salario durante el gobierno de Juntos por el Cambio. Naturalmente cuando el salario quedó por debajo de los precios, la carga fue mayor y genera sufrimiento a las familias que voluntariamente decidieron acceder a esos créditos en un país en el que muchos alertábamos que eso iba a ser un problema, porque el modelo económico del macrismo tenía como una de sus premisas la reducción del salario real para supuestamente generar mayor competitividad. El miércoles nos reunimos con bancos públicos y se mencionó cómo era la situación de los créditos UVA en cada entidad: la tasa de mora está entre 0,4% y 1%.

¿Esto significa que solo les queda esperar que el salario vuelva a superar a la inflación?

Es un objetivo central de este Gobierno la recuperación del salario real. No solo es socialmente justo sino que es una condición necesaria para darle continuidad a la recuperación económica.

No es habitual que un ministro de Economía recorra las provincias y hable en encuentros masivos. ¿Por qué decidió subirse al escenario y hablar en público?

Es muy importante comunicarse directamente con la gente, siempre con respeto y de forma constructiva, cara a cara, con claridad.

¿Qué sensación se llevó de la cena con empresarios en Córdoba?

Había aproximadamente 300 empresarios. Nos entusiasmó mucho ver el interés de empresarios y empresarias que una noche de miércoles decidieron pasar unas cuantas horas viendo y charlando sobre nuestra visión para generar una Argentina más inclusiva, productiva, estable y tranquila. Fue muy interesante la interacción porque veía ojos muy concentrados.