El exfutbolista sanjuanino que sufre Parkinson y ayuda a otros como él

Juan Lucero integra la Asociación Parkinson San Juan, donde acompaña y lucha por una mejor calidad de vida. 

Cecilia Román, campeona del mundo de boxeo,  regaló unos guantes firmados por ella, Leonela Yúdica, la Tigresa Acuña y Yésica Boop.
Cecilia Román, campeona del mundo de boxeo, regaló unos guantes firmados por ella, Leonela Yúdica, la Tigresa Acuña y Yésica Boop.

Nació en Jáchal y jugó al fútbol en San Juan, de hecho llegó a vestir la camiseta de clubes mendocinos. Sin embargo le detectaron Parkinson y se vio obligado a dejar todo, incluso su trabajo. Pese a los dolores, temblores y dificultades que se presentaron en su camino pudo salir adelante y hoy ayudar, a través de la Asociación Parkinson San Juan, a otras personas que también padecen la enfermedad.

"Empecé a sentir como una fatiga y dificultad para caminar con una pierna. Todos se daban cuenta menos yo. Estaba mecanizado en el trabajo y me cargaban por cómo caminaba. Mi hermana pensó que era un ACV y comenzamos a ver neurólogos. Uno de ellos me dijo que tenía extrapiramidalismo. "¿Y eso qué es?", me pregunté. "Parkinson", me dijo el médico y se preocupó. Me dijo que era progresivo", expresó a Diario Móvil, el medio sanjuanino que publicó su historia.

Cecilia Román, campeona del mundo de boxeo,  regaló unos guantes firmados por ella, Leonela Yúdica, la Tigresa Acuña y Yésica Boop.
Cecilia Román, campeona del mundo de boxeo, regaló unos guantes firmados por ella, Leonela Yúdica, la Tigresa Acuña y Yésica Boop.

El Parkinson cambió su vida. "Cuesta dormirse, cuesta que lo entiendan a uno. Esto se ve por fuera como si fuera una persona normal. Pero hay muchas cosas que nos incomodan: hablar mal o estorbar el paso o que se nos derrame algo. Muchos no se dan cuenta, pero si lo apresuran a uno, uno se desespera. Damos órdenes al cuerpo y no nos responde", explicó. Pero pudo hacerle frente a la situación, claro, con ayuda y apoyo de sus seres queridos, sobre todo de sus cuatro hijos.

Con voluntad, Juan comenzó a tomar conciencia sobre la enfermedad y a ayudar a otros. Contó que durante cuatro años cuidó de una paciente con Parkinson y actualmente trabaja junto a unas 40 personas en la Asociación, donde acompañan y luchan por una mejor calidad de vida. Ya consiguieron que las obras sociales cubran en un mayor porcentaje los medicamentos, que son caros y a veces no se consiguen. "Lo más importante es el afecto, es la mejor medicina. Y a veces hace falta un empujoncito. Gracias a la familia y a los profesionales que tenemos, ahora se puede llevar mejor calidad de vida", destacó.