Quién es Sebastián, el hermano de Javier Mascherano que se convirtió en funcionario del gobierno santafesino

El ex empresario de la noche logró recuperarse de su adicción a las drogas y convirtió su historia de superación en experiencia y trabajo.

Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones.
Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones. Foto: La Capital

Pocos saben que Javier Mascherano, el entrenador de la Selección Argentina Sub-23, tiene un hermano. Se trata de Sebastián, un sanlorencino que, tras años de luchar contra una fuerte adicción a las drogas, abrió un centro de rehabilitación de consumos problemáticos en esa ciudad y hoy forma parte de una agencia de prevención de consumos ligada al gobierno santafesino.

“Mi historia en San Lorenzo se conoce. He tenido una enfermedad, una adicción, y a los 35 años hice un click y decidí recuperarme. Lo hice en una clínica de Buenos Aires donde estuve internado y salí adelante”, contó Sebastián en 2015, durante una entrevista con un diario local.

Su consumo de estupefacientes comenzó en su juventud, según relata en su libro “El infierno tan temido, historia de un sobreviviente”. En esos momentos, el quinto futbolista argentino con más campeonatos de la historia, Javier Mascherano tenía apenas 9 años y su hermano era empresario de la noche.

Sebastián escribió un libro contando sus experiencias
Sebastián escribió un libro contando sus experiencias Foto: La Capital

Cuando el futbolista comenzó a convertirse en una figura destacada del deporte, Sebastián empeoró. “Cuando pasé a ser ‘el hermano de’, no me gustó. Entonces tenía que drogarme cada vez más para que hablen de mí, para llamar la atención haciendo diferentes macanas o desastres para que me señalen”, recuerda y agrega: “Un adicto es una persona que no se quiere, entonces no puede querer a otros. Yo destruí mis vínculos”.

la relación con javier y su rehabilitación de las adicciones

“Javier siempre supo que me drogaba y tuve la suerte de que me pagara la internación, hoy sale 600 mil pesos por mes aproximadamente. Mi contexto no fue igual al de un pibe de 8 años en una villa, que no come ni duerme ni estudia. Soy un privilegiado: el 98% de los que se drogan no llegan a una internación y cuando salen no tienen laburo ni familia. A mí me esperaron con un local para trabajar y mi socio cuidó a mi hijo”, remarcó.

Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones.
Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones. Foto: La Capital

No fue sencillo. Desintoxicarse fue la primera parte de renovar su compromiso con la vida: “Volver a vincularme fue un trabajo difícil de un año y medio. Mucha terapia, sanar por dentro, pedir perdón. La cocaína fue mi gran amor, perdí una familia por eso; consumí 18 años, fui un manipulador y tuve que empezar a hablar con la verdad para ser transparente”.

la creación de crisa y su incorporación a la aprecod

Lejos de ocultar su pasado, Sebastián lo convirtió en experiencia y en 2015 abrió junto con un socio un centro de rehabilitación integral de estrés y adicciones: Crisa, destinada a pacientes de San Lorenzo y el Cordón Industrial y con servicios y actividades cognitivas y deportivas en forma gratuita.

Posteriormente, se incorporó al Gobierno santafesino y actualmente trabaja para la gestión de Maximiliano Pullaro en la Agencia de Prevención de Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecod).

Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones.
Sebastián se recuperó de las drogas hace más de 10 años y trabaja en prevención de adicciones. Foto: La Capital

“Lo tomo con el mismo compromiso con el que me involucré en esta causa. Más allá de que me rehabilité, seguiré contando mi historia y poniendo mis oídos para ayudar a aquellos que lo necesiten. Y sobre todo para educar a las nuevas generaciones, para que no se le trunquen sus sueños”, contó al ser designado en el cargo.

En un contexto de violencia inusitada en Rosario ligada al narcotráfico y los crímenes por encargo, Sebastián reflexionó: ”Las drogas lastiman el cerebro y endurecen el corazón. Si no podés pensar ni sentir, podés matar o matarte. Jamás irías a robar un cable con riesgo a quedar electrocutado, a menos que no midas las consecuencias y tu cuerpo necesite ese químico de las sustancias”.