Un manga (historieta japonesa) publicada hace más de 20 años volvió a despertar el miedo a un gran terremoto en Japón. Aunque los sismólogos insisten en que nadie puede predecir con exactitud un sismo, el auge de una vieja profecía está provocando una ola de cancelaciones de viajes y alarma en redes sociales, sobre todo en Asia.
Se trata de El futuro que vi, un manga publicado por Ryo Tatsuki en 1999, que se volvió célebre tras “anticipar” el terremoto de Tohoku de 2011, uno de los más devastadores de la historia reciente. En su versión actualizada, lanzada en 2021, Tatsuki vaticina que otro desastre ocurrirá el 5 de julio de 2025. ¿Casualidad o profecía autocumplida?
“El futuro que vi”: el manga que volvió a sembrar el miedo
La obra de Tatsuki ganó notoriedad tras mostrar en su portada un “desastre masivo en marzo de 2011”, fecha en la que efectivamente ocurrió el terremoto de magnitud 9,0 que causó un tsunami y la crisis nuclear en Fukushima. Su historieta vendió más de 900.000 ejemplares y se tradujo al chino, ganando popularidad en Asia.

Ahora, en su “versión completa”, la autora predice que en julio se abrirá una grieta bajo el mar entre Japón y Filipinas, generando olas tres veces más altas que las de 2011. Aunque ella misma pide no tomar sus sueños “al pie de la letra”, la ola de temor ya está desatada.
Así dice la predicción de Tatsuki:
Según Tatsuki:
Ella estaba mirando la Tierra desde el cielo, como si mirara Google Earth. De repente, el fondo del océano entre Japón y Filipinas estalló con una explosión.
Como resultado, enormes olas se extendieron en todas direcciones sobre el océano Pacífico. Un tsunami de más de 30 metros, tres veces más alto que el del 2011.

Ella menciona tres países:
- Japón
- Taiwán
- Filipinas
Según su visión, todo ocurrió sin aviso previo. La visión habla de más detalles y sobre lo que podría llegar a ocurrir después con la humanidad, pero lo que ha generado más interés es el tema del Tsunami. En el país asiático esperan hace tiempo un desastre natural de este estilo debido a su ubicación geográfica y muchas personas suelen hablar sobre la posibilidad de que algo así ocurra.
Redes sociales, videntes y un turismo en alerta: qué está pasando en Japón
La nueva “profecía” generó un efecto dominó, alimentado por influencers, psíquicos y medios de comunicación. En Hong Kong y China continental —dos de los mercados turísticos más importantes para Japón— las reservas de viajes cayeron hasta un 50%, según agencias del sector.
Videntes japoneses y hongkoneses también difundieron alertas sobre un supuesto gran terremoto en Tokio para abril, que finalmente no ocurrió. Aun así, el miedo se mantuvo, y muchos viajeros decidieron reprogramar sus vacaciones o elegir otro destino.
¿Estamos frente a una histeria colectiva digital?
Desde el gobierno japonés intentaron calmar los ánimos: “Hoy no existe tecnología que pueda predecir un terremoto con precisión”, afirmaron desde la Oficina del Gabinete. Incluso gobernadores de zonas afectadas por el sismo de 2011, como Miyagi, criticaron el impacto de estos rumores sin base científica.
Sin embargo, el fenómeno ya está instalado. Viajeros como Samantha Tang, una profesora de yoga de Hong Kong, o el empresario Oscar Chu, decidieron postergar sus visitas por miedo al caos que podría generar un sismo.
¿Y si no pasa nada?
A pesar del pánico en redes, Japón sigue recibiendo turistas como nunca: solo en el primer trimestre de 2025 llegaron 10,5 millones de visitantes, incluyendo más de 2 millones desde China continental. Y muchos aseguran que seguirán con sus planes.
“Las predicciones de terremotos nunca fueron precisas”, dijo Vic Shing, otro turista de Hong Kong. “Y si ocurre uno, Japón está preparado. No hay un país con mejor gestión de desastres”.
¿Mito o advertencia real?
Lo cierto es que el temor al “gran terremoto” nunca desaparece en Japón, un país ubicado en el Anillo de Fuego del Pacífico, donde los movimientos sísmicos son parte del día a día. Pero lo que parece haber cambiado es el canal: hoy las redes sociales pueden amplificar el miedo mucho más que la ciencia puede calmarlo.
¿Estamos frente a una simple coincidencia o a una profecía que se cumple sola? La respuesta, para muchos, llegará el próximo 5 de julio.