Uso de enmiendas en la corrección del PH del suelo

Los suelos necesitan al tener tantas temporadas de cultivos pierden el PH ideal para su cultivo y se vuelven ácidos. Los agricultores vienen encontrando distintos métodos de aplicación de nutrientes que hace que el piso cambie su PH a uno mas ideal para cultivar.

Uso de Yeso y Magnesio para cambiar el ácido de los suelos
Uso de Yeso y Magnesio para cambiar el ácido de los suelos Foto: ViaCa

La región pampeana presenta procesos de acidificación de sus suelos por su historia productiva y la tecnología aplicada en las últimas décadas. Aunque este fenómeno no es homogéneo en las tres subregiones: húmeda, subhúmeda y semiárida, es común a todas ellas en aquellos ambientes edáficos con muchos años de agricultura no conservacionista. Las principales causas son: la intensificación que genera la mayor exportación de ciertos nutrientes bases con menor reposición natural que termina con un desbalance; la lixiviación natural, en particular en aquellos con prevalencia de textura gruesa; la aplicación creciente de fertilizantes con componentes de amonio en su estructura; la siembra directa con su acumulación de materia orgánica en superficie y la evolución de su mineralización y a la deposición atmosférica ácida producto de la actividad industrial.

Las especies forrajeras presentan diferentes tolerancias a la acidez, siendo menor en leguminosas, en especial en la alfalfa, por sus requerimientos específicos y las necesidades de la asociación simbiótica, lo que lo convierte en una especie muy sensible. Además, esta leguminosa se caracteriza por presentar altos requerimientos de calcio y fósforo, que no están asimilables a pH bajos. En consecuencia una estrategia eficiente de manejo nutricional debe considerar no sólo la fertilización, sino también las correcciones con enmiendas.

La modificación de la acidez edáfica, a través de productos de la minería, posibilita la obtención de efectos benéficos en la fertilidad, los que pueden agruparse en aspectos químicos: aumento del fósforo extractable (Pe) y de la solubilidad de los principales micronutrientes, excepto hierro (Fe) y manganeso (Mn); físicos: mayor nivel y estabilidad de los agregados con la consecuente mayor aireación e infiltración del agua de las precipitaciones y biológicos: sobre todo en los procesos de disponibilidad de nitrógeno (N), tanto favoreciendo la fijación biológica como no simbiótica del N. En alfalfa, en particular, favorece la supervivencia de los rizobios y la formación y funcionalidad de los nódulos.

Labranza de suelos para poder mantener un PH saludable para los nuevos cultivos
Labranza de suelos para poder mantener un PH saludable para los nuevos cultivos Foto: ViaCampo

Existen varios materiales, denominados enmiendas, que son capaces de reaccionar en el ambiente edáfico, elevar el pH y mejorar algunas de las propiedades mencionadas. Entre los más comunes están: óxido de calcio (CaO) también conocido como “cal viva” o “cal quemada”. Es un polvo blanco muy difícil y desagradable de manejar. Cuando se aplica en una solución ácida reacciona de inmediato y por esta razón este material es ideal cuando se requieren resultados rápidos. El CaO puro tiene 71,5 % de calcio (Ca). El hidróxido de calcio [Ca (HO)2] se conoce como “cal apagada” o “cal hidratada”. Es también blanca, polvorienta, y difícil de manipular. En forma pura tiene 54 % de Ca. La “cal agrícola” o “calcita”, derivado de la roca caliza, es el material más usado y está formado por carbonato de calcio (CO3Ca) que en el estado puro tiene 40 % de Ca, aunque suele contener variadas impurezas. La “dolomita” es el carbonato de calcio y magnesio (CO3Ca + CO3Mg) que en el estado puro contiene: 21,7 % de Ca y 13,2 % de magnesio (Mg). Otros materiales menos comunes son: óxido de magnesio (MgO) y magnesita (Co3Mg). La calidad de los materiales de encalado se definen por: pureza del material, forma química, tamaño de las partículas (fineza del producto) y poder relativo de neutralización total. El valor de neutralización de un corrector está relacionado con la reactividad y su residualidad, ambos factores antagónicos, ya que a mayor reactividad menor residualidad.

Las condiciones creadas por la siembra directa permiten una mejor efectividad de la cal aplicada a la superficie, ya que la zona de actividad radicular principal es superficial debido a la estratificación de la materia orgánica y de las condiciones químicas y físicas generadas, pero tiene el inconveniente que puede generar costras persistentes. La utilización de yeso (SO4Ca. 2 H2O) en este sistema de siembra permite mejorar las condiciones del entorno edáfico a nivel subsuperficial, en zonas donde no puede llegar la cal. El yeso en estado natural esta deshidratado y debería tener en su máxima pureza 23,3 % de Ca y 18,6 % de azufre (S). El movimiento del yeso a través del perfil permite llegar a cierta profundidad donde puede ser fuente de Ca y de S, este último como sulfato (SO4-2), lo que le permite actuar no sólo como enmienda, sino como fertilizante, al aportar estos nutrientes.

El agregado de correctores calcáreos, 1,5 y 3,0 t.ha-1, cambia la acidez, llevándola a niveles óptimos para el cultivo de la alfalfa. La residualidad de estas modificaciones permanecen después de dos años de incorporado el producto y pueden ser aprovechadas incluso por el cultivo siguiente. El comportamiento de la leguminosa es superior con el uso de las enmiendas con incrementos de producción que justifican y amortizan la inversión que se realiza. La respuesta es de 34 % más de forraje al agregado previo a la siembra con la menor dosis y de 61 % superior con la cantidad mayor de cal agrícola con pH original de 5,9.

Se debe controlar la acidez, sin embargo, atendiendo a los diferentes componentes químicos del suelo, no siempre es posible realizarlo de una misma manera y que las respuestas sean iguales a los distintos correctores. El conocimiento de las características de cada medio, en especial el contenido de materia orgánica (MO) y de arcilla, es fundamental para definir las prácticas a seguir en la solución de los problemas de acidificación. Los suelos de mayor “poder buffer”, o de más dificultad de recuperación, son los de capacidad de intercambio catiónico (CIC) mayor a 14 cmolc kg-1 ó meq.100 g-1, con MO superior a 3 %, arcilla mayor a 20 %, limo superior a 30% y arena menor de 40 %. Las determinaciones de contenido de materia orgánica y arcilla, de rutina en laboratorios de análisis, pueden ser una herramienta simple para la toma de decisión acerca del nivel a emplear en la práctica del encalado, a través de los modelos de regresión lineal multivariado, previa calibración en condiciones de campo.

La fuerte competencia entre calcio, magnesio y potasio, tanto en el entorno de la rizosfera como en la planta, hace que hoy se realicen las recomendaciones basados más en las relaciones Ca/Mg, Mg/K y K/Ca + Mg, más que en el uso de valores individuales. Se considera que una relación Mg/K es adecuada cuando el porcentaje de saturación de magnesio es dos veces superior al porcentaje de saturación de potasio.