Incendios en Corrientes y otras provincias: opinión de CADIA

Los incendios son recurrentes en amplias zonas del territorio argentino. El verano es la estación más propicia para su inicio y propagación. En 2020 más de un millón de hectáreas fueron arrasadas por incendios forestales. Las principales provincias afectadas fueron Córdoba, Entre Ríos y Chaco. La zona serrana y el Delta del Paraná fueron los escenarios naturales más violentados por las llamas.

Incendios en Corrientes. (Gobierno de Corrientes)
Incendios en Corrientes. (Gobierno de Corrientes)

Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego el 95% de los incendios se originó por causas antrópicas (humanas) principalmente por negligencia o intencionalidad para deforestar.

En este 2022 el inconveniente se manifestó con mayor intensidad en la provincia de Corrientes. Según el INTA-Corrientes la superficie afectada por el fuego supera las 520.000 hectáreas (unas 28 veces la superficie de la CABA), expandiéndose seis veces desde el 15 de enero pasado. Según el informe 123.899 hectáreas son esteros y otros bañados, 123.567 malezales, 41.037 ha de vegetación de valles aluviales, 22.509 ha de bosques nativos y 12.536 ha bosques cultivados. Las pérdidas superan los 25.000 millones de pesos. Recomponer alambrados e infraestructura necesitará de inversiones y llevará además mucho tiempo.

El Ministerio de Agricultura de la Nación señaló que además de Corrientes, los incendios afectan a Misiones, Entre Ríos, Formosa y Chaco. Ahora se suma la provincia de Río Negro.

Incendios en Corrientes. (Clarín)
Incendios en Corrientes. (Clarín)

Se afectaron humedales, pastizales naturales, vegetación arbórea y cultivos. La lucha contra esta manifestación supera los recursos propios de la provincia. La asistencia nacional se ha circunscripto a un aporte de 200 millones de pesos para que se destinen a los más necesitados. La ayuda operativa por parte del Ministerio de Ambiente de la Nación se ha limitado a dar consejos sobre lo que debería hacer la provincia (o imitar) con poca ayuda y de relativa efectividad. La política (de cabotaje) juega un rol preponderante y no percibe que lo que afecta a una parte indefectiblemente afectará al todo. Mucho ideologismo y poco sentido común.

El fuego se compone de tres elementos: combustible, aire y calor. El combustible frágil: pasto, hojas y ramitas secas, árboles muertos, estiércol, turba y carbón. El combustible compacto: troncos, cepas, tocones y raíces secos arde lentamente. El combustible verde o húmedo: árboles vivos, pasto, hojas y malezas verdes, hojas en descomposición, turba y humus arden despacio porque se tiene que secar previamente.

El combustible arde indefectiblemente si hay aire (oxígeno) y calor (altas temperaturas) suficiente para producir el fuego. El aire es abundante por eso el calor (verano) es el causante principal de los incendios. La sequía (falta de lluvia) y el viento contribuyen a la propagación del fuego. Si desaparece totalmente uno de los tres elementos (combustible, aire, calor) se termina con el incendio.

Las lluvias contribuyen a bajar la temperatura y las sequías agravan las posibilidades de incendios. El Cambio Climático juega un papel importante que no puede desconocerse.

Combatir los incendios contempla acciones preventivas y acciones específicas según la naturaleza del siniestro.

Brigadistas mendocinos en los incendios de Corrientes
Brigadistas mendocinos en los incendios de Corrientes Foto: Gentileza

Coordinar regionalmente favorece la acción temprana y eliminación de focos y su expansión. Conocer el territorio y las técnicas para abordarlo es imperioso. Los equipos y brigadas deben ser coordinados por una única unidad ejecutora. Hay que estar en la zona de decisiones.

Ya es más que evidente que bajo el marco del tan mentado Cambio Climático, el mundo enfrenta el desafío de cómo actuar ante su síntoma más contundente y destructivo, el Calentamiento Global: el derretimiento de los glaciares, las tormentas intensas, los huracanes y tornados, las sequías extremas y los incendios en vastas áreas del planeta, son ejemplos más que elocuentes de su capacidad de daño.

No es muy difícil inferir que, aunque extremadamente dañinos, todo esto muestra sólo la punta de un Iceberg hacia el que la humanidad se dirige a toda velocidad.

Se trata de un nuevo paradigma en el cual la interacción simultánea de las múltiples actividades antrópicas pareciera interactuar en una suerte de operación algebraica con resultados y proyecciones altamente negativas y, aun mucho más preocupante, destructivas. Los miles de hectáreas devastadas por los incendios en las provincias de Misiones y Corrientes, como consecuencia de la intensa y extensa sequía, que ya lleva varios meses en gran parte del litoral norte argentino, nos obligan a actuar urgentemente en lo trágico de esta coyuntura, pero también en la definición de las estrategias a seguir el día después de que pueda ser controlado el avance del fuego y sus consecuencias.

Es muy importante hacerle entender a los dirigentes y a la gente de que no se trata tan solo de una Emergencia Agropecuaria más, se trata de una catástrofe integral en la cual desde lo que inició como incendios se destruyeron por completo complejos ecosistemas que coexisten con comunidades de diferentes grados de desarrollo social y económico, que sin ellos serían simplemente inviables. Selvas protegidas, áreas naturales y plantaciones destruidas por igual.

El incendio producido es un hecho pasado que no podemos corregir. Lo que podemos hacer es actuar pensando en términos de futuro. ¿Qué hacer para prevenir? ¿Cómo estar preparados para actuar en caso de siniestros por fuego? Y lo más importante ¿qué hacer para remediar la situación?, que políticas y producciones se deberían fomentar para volver lo más rápido posible a una economía con esperanzas.

Algunas ideas para tener en cuenta podrían ser:

1. Acciones conjuntas nación, provincia, municipios.

2. Plan para regionalizar la lucha contra el fuego.

3. Mantener programas y sistemas de alerta temprana.

4. Utilización de imágenes RADAR SAOCOM 1A, 1B (Satélite Argentino de Observación COm Microondas), CONAE. El radas opera las 24 horas y sus imágenes no son afectadas por condiciones meteorológicas (nubes) y antrópicas (humo).

5. Empleo de Buenas Prácticas en la planificación y control de las quemas con permisos solicitados y autorizados.

6. Usar recursos materiales y humanos técnicamente preparados.

7. Fomentar la educación en la prevención y conservación de la naturaleza.

8. Post incendios promover medidas que signifiquen un flujo de ingresos rápido y continuo para los afectados.

9. Desgravaciones impositivas y créditos acordes a la magnitud del siniestro.

10. Ayuda internacional para combatir el fuego y para el proceso de inversiones a largo plazo.

11. Licitar las inversiones en los mercados voluntarios de Carbono (captura de carbono) para financiar la reforestación de las áreas quemadas.

12. El CADIA tiene entre sus funciones “Actuar como unidad ejecutora de proyectos vinculados a las ciencias agrarias, la producción agropecuaria sustentable, el desarrollo limpio y el medio ambiente”.