La relación entre un padre y su hijo, “un amigo verdadero”

Mi amigo Juan Osvaldo me cuenta una situación va más allá de un simple “Papi”.

El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito
El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito Foto: Raúl Ferreyra y Luis Arias

No me cabe la menor duda que no soy el único que espera las historias de mi amigo Juan Osvaldo, y agradecemos a nuestros lectores por ser parte de esta relación que comenzó en una procesión a la Virgen y continúa intacta.

Una relación de “amistad” que brotó un día y que es totalmente diferente y muchas veces no, de una relación entre un padre y un hijo, es que no me animo a preguntarle a Juan su edad, pero creo que podría sino se como un hermano mayor.

Otro mensaje para otra historia de mi amigo, y “como no” le dije, en este caso me caló profunda esta relación y si de relación hablamos, Juan me dijo: “fuimos para hablar de la AMISTAD, más precisamente de la palabra AMIGO, un término amplio, muy significativo y profundo usado constantemente por todos. Para nosotros fue emotivo escuchar a Juan Pablo decir “el papi”, refiriéndose a su padre, algo que para mis compañeros de aventuras o para mí no es habitual oír... “el viejo” “mi viejo” nos dicen nuestros hijos, fue como volver a encontrar esa escala de valores, que todos damos por perdida, pero de la que todos somos responsables”.

El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito
El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito Foto: Raúl Ferreyra y Luis Arias

“¿Quién será? pregunté”. “Don “Bocha” Micaelli mira a su hijo Juan Pablo, con la ternura de un padre que ve la prolongación de su vida en él. Se confesó muy creyente y practicante, con ideas simples y claras que no oculta y manifiesta con total sinceridad de lo que, para él, es ser un buen cristiano”.

“También nos habló de la importancia de la colaboración con las instituciones intermedias como una forma de crecer como sociedad y que el practicó hasta no hace mucho, y que hoy esa posta es llevada por su hijo: Juan Pablo. Nos contó emocionado hasta las lágrimas, la historia de un amigo, ya fallecido, el cual lo trataba de “Hermano” dando un significado inmenso a la amistad que se correspondían, tan es así, que cuando este falleció, y mientras eran esparcidas sus cenizas por las frías aguas del Paraná, se leyó una carta póstuma escrita por él”.

El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito
El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito Foto: Raúl Ferreyra y Luis Arias

En el diálogo entre ellos contemplamos sus miradas, sus silencios, el parecido físico, comparten los gustos lo que nos reveló la confianza y complicidad propia de una AMISTAD más allá del vínculo familiar. La charla, café de por medio, fue tan amena que se extendió tanto que casi olvidamos el objetivo. Pero “el Bocha”, con la sabiduría y serenidad que dan los años, coronó el final del encuentro con una reflexión: “Desde los primeros años uno es padre pero también debe ir convirtiéndose en amigo de su hijo, no para corregir o retar sino para acompañar el crecimiento, valorar y apoyar lo que es extensión de la propia vida”.

El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito
El Bocha Micaelli y su hijo Juan Pablo Arroyito Foto: Raúl Ferreyra y Luis Arias

Nos despedimos como siempre fotos previas, con la promesa de volver a charlar de la vida, esa vida de respeto y confianza que todos añoramos, y de la cual fuimos testigos en el abrazo final de padre e hijo. Muchas gracias Don “Bocha Micaeli” por todo lo que nos enseñó y a vos Juan Pablo, por la complicidad”.

Autor: Juan Osvaldo Ávila / Fotografías: Raúl Ferreyra, Luis Arias.