Los flamencos visitan Mar Chiquita se reunieron en la mayor nidada de Sudamérica

La nidada de flamencos australes más grande de Sudamérica se encuentra en el Mar de Ansenuza. Las condiciones de la laguna hacen que esta especie tenga su hogar en la zona todo el año.

Colonia de flamencos en el Mar de Ansenuza.
Colonia de flamencos en el Mar de Ansenuza. Foto: Lucila Castro

En la temporada de cría 2020-2021 se contaron más de 300 mil ejemplares de flamencos en los vuelos realizados por el Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos con apoyo de la ONG Natura International y la Secretaría de Ambiente de Córdoba. Durante los últimos censos se observaron cientos de miles de flamencos nidificando en siete colonias en la laguna, el mismo es un acontecimiento realmente asombroso, donde se puede ver un mar teñido de rosa.

Flamencos y sus crías en una colonia del Mar de Ansenuza.
Flamencos y sus crías en una colonia del Mar de Ansenuza. Foto: Lucila Castro

La laguna y los bañados del Río Dulce también son un punto migratorio para el flamenco andino (parina grande) y el flamenco de James (parina chica). Así, en el sector se pueden encontrar tres de las seis especies de flamencos que existen en el mundo. También viven y migran hacia allí más de 300 especies de aves, lo que deja a este humedal posicionado como uno de los más biodiversos del planeta.

Los flamencos comienzan la temporada de cortejo y se aparean durante la primavera. Luego hacen sus nidos en torno a la laguna, sobre playas barrosas. Cuando nacen los pichones, los flamencos forman guarderías denominadas creches, donde algunos adultos cuidan a todos los nuevos ejemplares y se quedan en la zona hasta que los jóvenes aprenden a volar. Este evento no ocurre todos los años, esto depende la las condiciones del humedal.

Lucila Castro, Pablo Michelutti y Matias Michelutti en uno de los vuelos realizados el año 2020.
Lucila Castro, Pablo Michelutti y Matias Michelutti en uno de los vuelos realizados el año 2020. Foto: Lucila Castro

Los flamencos son aves de gran sensibilidad, y no deben ser molestadas. Si se asustan, levantan vuelo y abandonan los huevos y los pichones. Teniendo en cuenta que su población está decreciendo, es necesario preservarlos para que puedan continuar su supervivencia.

El Parque Nacional Ansenuza es la gran promesa de conservación para estos hermosos seres. Cuando se concrete su creación, casi un millón de hectáreas entre la laguna Mar Chiquita y los bañados del Río Dulce estarán protegidas bajo un marco legal nacional. Lograr esta instancia es clave para cuidar el futuro de la fauna que habita allí y para preservar el equilibrio ecológico del noroeste cordobés y el sudeste santiagueño.