Tras el ultimátum que recibió de Cristina Kirchner, el presidente Alberto Fernández encaró las gestiones para conseguir figuras políticas que le permitan avanzar con las exigidas reformas de su Gabinete y potenciar la gestión con la esperanza de revertir la derrota electoral que el Frente de Todos sufrió en las primarias.
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La relación entre el primer mandatario y la Vicepresidenta alcanzó el jueves su momento de mayor tensión, que evidenció la grave crisis en la que quedó sumido el oficialismo. La gestión del gobierno quedó completamente paralizada y el presidente Fernández solamente se abocó a tratar de seducir a gobernadores y a otras figuras para que se sumen a su equipo de trabajo.
Toda la gestión se realiza bajo un total hermetismo. La única gran novedad del viernes, una jornada en la que volvieron a reinar los trascendidos y las especulaciones, fue que Juan Pablo Biondi presentó su renuncia indeclinable al cargo de vocero presidencial. Él era uno de los principales laderos de Fernández y fue uno de los más criticados por Cristina.
“Motiva esta decisión la crisis desatada en las últimas horas y espero que mi alejamiento del cargo contribuya a pacificar, en parte, estos momentos difíciles que nos toca vivir”, expresó Biondi en la carta que le envió al Jefe de Estado y que difundió a través de su cuenta de Twitter.
La chicana contra CFK del vocero presidencial, tras presentar su renuncia
El secretario de Secretario de Comunicación y Prensa de la Presidencia, Juan Pablo BIondi, abandonó el gabinete tras ser cuestionado por la vicepresidenta y dejó un guiño en su perfil de Twitter.
En el escrito, aprovechó para responderle a Cristina Kirchner: “Me ofenden y lamento las malas interpretaciones que hiciera sobre mí la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, al considerarla una líder indiscutible del espacio político que representa ella junto con usted. Siempre he sido una pieza de armonía, concordia y tolerancia en mis funciones y profesional en mi relación con los medios de comunicación”.
Hacía tiempo que Biondi estaba en la mira de la ex presidenta y de los sectores del cristinismo más duro. Ese malestar lo materializó la titular del Senado en la carta pública que difundió el jueves para blanquear la guerra abierta con Fernández, y su furia por el rumbo económico y la inacción ante el revés en las urnas.
En la extensa carta pública que la Vicepresidenta difundió ayer para renovar su presión sobre Alberto Fernández y blanquear las diferencias en la coalición oficialista, hubo dos duras menciones sobre el rol de Biondi.
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“A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio”, planteó Cristina Kirchner.
Por lo pronto, la de Biondi se transformó en la primera gran baja del gobierno nacional, tras el cimbronazo que provocaron los funcionarios cristinistas, liderados por el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, al poner a disposición sus renuncias. La movida fue para presionar al presidente Fernández a avanzar con los cambios urgentes, antes de las elecciones legislativas del 14 de noviembre, tal como se lo reclamó la propia Cristina Kirchner en la cumbre que ambos mantuvieron, el jueves, en la Quinta de Olivos.
El viernes el primer mandatario continuó las tratativas que inició con los gobernadores. Por la mañana, recibió al del Chaco, Jorge Capitanich, en Olivos, y por la tarde, hubo contactos con el de La Rioja, Ricardo Quintela, en la Casa Rosada. El jueves, las conversaciones fueron con el de San Juan, Sergio Uñac, y con el de Tucumán, Juan Manzur.
Salvo Capitanich, que ya descartó sumarse al plantel de Alberto Fernández, el resto forman parte del reducido equipo de 6 gobernadores oficialistas que lograron evitar el batacazo de la coalición opositora Juntos por el Cambio en las primarias.
A pesar de la creciente expectativa, no hubo definiciones y continúa la danza de nombres, entre los que se escucharon el de Daniel Scioli y Julián Domínguez, entre otros. En Balcarce 50 deslizan que las novedades podrían darse en las próximas horas y no descartan nada.
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Los afiches no llevan firma, pero contienen la cara del expresidente Juan Domingo Perón y el escudo peronista.
Es una búsqueda compleja, porque quien se sume al Gabinete tendrá que actuar para calmar los ánimos internos, potenciar la gestión y conseguir que con el nuevo rumbo se revierta el resultado de las Paso. Si se repiten los números en noviembre, Cristina Kirchner perderá su poderío en el Senado: podría perder 6 bancas y tener 35 senadores, que no le alcanzan para tener quórum propio.
El experimentado dirigente José Luis Gioja resumió el drama: “Los escritorios son muy lindos y cómodos, pero además de gobernar hay que enfrentar una elección”.
El presidente Fernández trata de minimizar los daños colaterales del choque frontal que tuvo con Cristina Kirchner. El periodista Norberto Navarro, de Radio El Destape, aseguró que conversó con el primer mandatario y que éste le manifestó: “Voy a ordenar el Gabinete y terminar con esta discusión”.
Mientras, Cristina Kirchner se refugió en su despacho del Senado, por donde también se lo vio a Wado De Pedro. Los rumores indican que el acuerdo de paz contempla una entrega más equitativa: saldría Wado y también Santiago Cafiero.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.