La pobreza estructural es un concepto multidimensional que analiza variables relacionadas a las condiciones de vida y a las necesidades básicas insatisfechas, según el cual el 17,1 por ciento de los habitantes del Gran Córdoba son pobres. Es la pobreza más dura.
Dante Nicolás Quaglia, magíster en Economía por la Universidad Nacional de La Plata e investigador de la UBA, y Pablo Luis Varela, licenciado en Economía de la UNC, elaboraron un análisis periódico de la pobreza no monetaria en Córdoba, que muestra un descenso de la pobreza estructural entre 2003 y 2016.
La evolución de la curva indica que ese porcentaje pasó del 23,7 por ciento en 2003, al 23,4 en 2007, llegando al 18,5 en 2012. Y, en 2016, se ubicó en el 17,1 por ciento, tres puntos por debajo del porcentaje nacional: 20,8 por ciento.
"Teniendo en cuenta que la pobreza es un fenómeno multidimensional, no alcanza con medir únicamente el nivel de ingresos en función de un determinado costo de la Canasta Básica. Porque no es suficiente saber únicamente cuántas personas están por debajo de la línea de pobreza, sino que necesitamos saber a qué distancia están de ella", dijo a Día a Día Quaglia, uno de los autores.
Para el magíster en Economía, los dos métodos son complementarios, pero miden situaciones diferentes: “Este método mide la pobreza estructural porque analiza problemas perdurables, no transitorios, como habitar en una vivienda precaria o no tener acceso a los servicios sanitarios”.
Las variables. La metodología de la Cepal para medir las necesidades básicas insatisfechas, incluye el análisis de condiciones de vida como hacinamiento (si tres o más personas cohabitan en un mismo ambiente para dormir), las condiciones de vivienda precaria, la carencia en los servicios de saneamientos (baños sin botón, letrinas sin arrastre), la dimensión educativa (si algún niño de entre 6 y 12 años no asiste a la escuela); y la capacidad de subsistencia del hogar (cuatro o más personas por cada miembro ocupado).
Desde el segundo semestre de 2003 hasta 2016, hubo variables que bajaron significativamente, como el hacinamiento (del 13,2 al 9,4 por ciento) y el acceso a los servicios sanitarios (del 11,9 al 4,8), según datos tomados de las mediciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). “Con caer en alguna de estas variables, se considera pobre estructural”, aclaró el investigador.
Diferentes mediciones. Los últimos datos del Indec sobre los índices de pobreza en Córdoba arrojaron que el 40 por ciento de los cordobeses está por debajo de la línea, y dispararon en los últimos días cruces entre el organismo y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, quien dijo que estaban revisando si hubo algún sesgo metodológico en la medición.
“A mi modo de ver, ese 40 por ciento del Indec no sería un dato concluyente, porque la encuesta sobre el nivel de ingresos tuvo un margen de error demasiado amplio”, indicó Quaglia.