“Qué manera de mentir”, las contradicciones de Leopoldo Luque sobre la salud de Maradona, expuestas en un video

Mientras mantenía un discurso ante la prensa, hacia adentro entregaba una versión completamente diferente de los hechos.

Leopoldo Luque (Archivo)
Leopoldo Luque (Archivo)

Las contradicciones de Leopoldo Luque, el médico de Diego Maradona, fueron expuestas más de una vez por la prensa y algunos allegados al exfutbolista. Pero un nuevo video detalla aún más el doble discurso que el profesional mantenía en paralelo con su entorno y con el público.

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Para empezar: la operación. “Que me opere Luque o no me opere nadie”, había dicho el propio Maradona sobre la intervención que se realizó finalmente el 3 de noviembre de 2020. Pero se supo que no fue Luque el que operó a Maradona del subdural, por orden del abogado Víctor Stinfale.

Sin embargo, Maradona creyó que sí, y el propio Luque se atribuyó la intervención, rodeado de flashes y cámaras, algo que parece atraerle mucho.

Durante los días posteriores a la intervención, Luque le envió algunos mensajes a Maximiliano Pomargo, cuñado de Matías Morla y custodio de los intereses del apoderado, en los que le plantea la posibilidad de aumentar el valor de sus consultas médicas, para capitalizar su popularidad.

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Según esas charlas, en las que se discutía la agenda mediática de Luque, y el médico pedía videos de Diego hablando bien de él, se adivina que todas las decisiones giraban por entonces alrededor de los negocios que rodeaban a Maradona.

Mientras el entorno del exfutbolista se enfocaba en la exposición y el dinero, las observaciones de otros médicos quedaban desestimadas: el “posible parkinsonismo”, la “probable demencia alcohólica”, la anemia, el semblante edematoso, el síndrome de abstinencia y la cardiopatía.

Conservarlo a toda costa

De las conversaciones entre Pomargo y Luque surge también la idea de que existía alrededor de Maradona un plan para conservarlo, especialmente antes de su cumpleaños. “¿Merca querés que le meta?”, le diría Luque a Pomargo sobre ese día.

Con sueros, Diego era mantenido aparentemente “estable” y podía así seguir participando de los eventos que lo requerían. Pero esa fachada cayó el día del festejo de los 60 añs en el Bosque platense. El deterioro de su cuerpo fue evidente y apreciado por millones en TV.

Diego Maradona. El viernes, día de su cumpleaños, antes del partido de Gimnasia. (prensa Liga Profesional)
Diego Maradona. El viernes, día de su cumpleaños, antes del partido de Gimnasia. (prensa Liga Profesional)

Poco después, los médicos blanquearían la necesidad de internación, postergada por las prioridades del negocio.

Por entonces Luque coqueteó con la idea de alejarse de Maradona, amenazado tal vez porque la familia del Diego estaba “buscando culpables”. Pero Pomargo intentó convencerlo de lo contrario.

“Pensá algo. Cuando este hombre no esté más van a escribir mil libros, vos estás en un capítulo enorme. Tu nombre y apellido van a estar por siglos”, le dijo a Luque por teléfono. “Van a escribir millones de libros y vos vas a tener tu capítulo”.

Las contradicciones

Si se toman los llamados con Pomargo y se cruzan con las conferencias de prensa de Luque de los primeros días de noviembre de 2020, se observan varias contradicciones. El estado real de Diego era discutido en privado, y enmascarado totalmente hacia el público.

El 2° de noviembre, tres días después del golpe de realidad en el estadio de Gimnasia, Diego fue internado. “Está pasado de pastillas”, le dijo entonces Luque a Pomargo.

Según TN, el estado de Maradona era producto de “el cóctel de medicación, los sueros, el alcohol y la mala alimentación”, que lo dejaron en “un estado de debilidad y desorientación total”. “Quebrado”, dijo que lo vio Pomargo. ante la consulta del médico.

Mientras, ese mismo día, Luque dijo a la prensa: “No hay nada de urgencia ni de emergencia, nada raro. No estamos hablando de una adicción. Diego es alguien que toma sus decisiones constantemente. Si él fue al partido es porque quiso”.

El cinco de noviembre, Diego estaba violento, había intentado golpear a los médicos y se había arrancado los sueros, contó el propio Pomargo. Por esas horas, Luque decía a los periodistas: “Diego está muy bien, el posoperatorio fue muy bueno, incluso estuvimos bailando”.

El show debe continuar

Entre el 7 y el 9 de noviembre el entorno de Luque montó una estrategia para convencer a las hijas de Maradona de desoír la recomendación de Swiss Medical de internar a Diego en un neuropsiquiátrico; y en su lugar avanzar con una internación domiciliaria.

Les voy a llenar la cabeza”, dice Luque en las conversaciones. Mientras, a la prensa le dijo: “Les voy a decir una cosa, está mucho mejor que ayer y consciente de todo lo que pasa. Está comiendo, incluso pidió pastel de papas”.

“Está muy bien, tanto física como mentalmente. Él es así. Yo ya lo había visto y lo veo increíble. Ayer lo llevamos a hacer un chequeo, y está perfecto”, había dicho Luque en septiembre, y también que Maradona “tiene un poder de voluntad que es diferente. Cuando quiere, no va a cien, va a mil al objetivo que se plantea. No tiene grises”.

Mientras, hacia adentro le dijo a Pomargo: “Qué manera de mentir, Diego parecía Einstein. Qué manera de mentir”.