Los guardianes infinitos de la Isla de Pascua

En las insondables aguas del Pacífico, esta isla chilena sigue abrigando misterios fascinantes para los viajeros amantes de la historia. Sus playas son el paraíso.

Isla de Pascua
Isla de Pascua

¿Cómo fueron hechos los moáis, esas colosales figuras de piedra con rostro humano que están desparramadas por toda la Isla de Pascua? ¿Representan a dioses o son estatuas para honrar a los antepasados? Desde hace décadas, los misterios que rodean a esta isla chilena ubicada en la Polinesia, en medio del imenso océano Pacífico, desvelan a arqueólogos y viajeros amantes de la historia. Aunque aún hay mucho por investigar, se sabe que las 887 estatuas monumentales que allí perviven fueron talladas por el pueblo Rapa Nui entre el año 1000 d.C. y el siglo XVIII.

Esta comunidad indígena estaba convencida de que, tras la muerte, sus miembros sabios y valientes adquirían poderes sobrenaturales. Por lo que los Rapa Nui no dudaron en erigir cientos de figuras, esperanzados con que siguieran protegiéndolos desde el más allá. Dicen que a esto se debe la curiosidad de que la mayoría de los moáis miran hacia adentro de la isla y no hacia el mar.

Como varias de estas figuras yacen incompletas en las canteras del volcán Rano Raraku, donde fueron talladas, se sospecha que algo detuvo sorpresivamente la tarea de siglos. Según una antigua leyenda, fue a raíz del enojo de una anciana que tenía el poder de mover los moáis. Al parecer, los obreros talladores habían pescado langostas para alimentarse, pero no le convidaron. Ofendida, la mujer ordenó a las estatuas desplomarse, dejando la obra inconclusa para siempre.

Isla de Pascua
Isla de Pascua
Isla de Pascua
Isla de Pascua
Isla de Pascua
Isla de Pascua

Volcán Rano Raraku

El jardín de los moáis

Sin duda, si vamos a la Isla de Pascua es porque nos gusta hurgar en el pasado y queremos saberlo todo sobre las famosísimas esculturas gigantes llamadas moáis. Para conocerlas es necesario contratar una excursión hacia el volcán extinto Rano Raraku, uno de los sitios arqueológicos más increíbles del planeta y un lugar de naturaleza fascinante, ya que posee una laguna en su interior.

En sus laderas se conservan más de 400 moáis de diferentes tamaños (muchos lucen acostados porque quedaron en proceso de tallado); y entre ellos, el más grande de la isla, de 21 metros de alto. Un verdadero museo a cielo abierto.

Playa Anakena

A tomar sol en el paraíso

Mar de aguas turquesas, costa de arena blanca e inmensos cocoteros traidos hace décadas de Tahití. Anakena es la principal playa de la Isla de Pascua y también la más hermosa. Sus aguas cristalinas tienen una agradable temperatura que ronda los 20°C todo el año.

La leyenda cuenta que aquí desembarcó el primer rey llegado a la isla, Ariki Hotu Matuá, y que a partir de allí se desarrollaron el pueblo y la cultura Rapa Nui. Aunque esta playa nunca se satura de gente, es mejor visitarla por la mañana si preferís la onda solitaria, ya que por las tardes suelen llegar los contingentes de turistas. Paraíso para el relax.

Sabor a mar

Los platos típicos de la Isla de Pascua están basados en pescados como el mahi-mahi, el atún, el kana-kana; mariscos como los camarones y el rape-rape (una suerte de langosta pequeña, nativa de la isla), el camote (batata) y el plátano.