Paola y Milagros, una madre e hija marcadas por pérdida pero unidas en su fortaleza y superación mutua

Las dos mujeres son maipucinas de corazón y juntas han vivido múltiples momentos tristes en sus vidas. Con la fuerza de las dos, han logrado salir de más de una tragedia y hoy emprenden en sus negocios.

Milagros y Paola junto a Carlos, mientras todavía eran un equipo de tres. Carlos falleció a finales del 2019, dejando a las dos mujeres con la necesidad de superar otra pérdida.
Milagros y Paola junto a Carlos, mientras todavía eran un equipo de tres. Carlos falleció a finales del 2019, dejando a las dos mujeres con la necesidad de superar otra pérdida. Foto: Milagros Luján

Sufrir una pérdida puede afectar altamente a una persona, hasta dejarlo sin esperanzas. Puede ser por múltiples razones: el fallecimiento de un familiar cercano, falta de empleo, una mudanza importante o alguna enfermedad. Paola y Milagros están marcadas por cada una de estas pérdidas y aún así, están unidas gracias a su fortaleza y superación mutua.

Ellas son madre e hija, maipucinas de corazón pero provenientes de la provincia de Buenos Aires. Juntas han atravesado más de una tragedia pero no han dejado que las dificultades de sus vidas las detengan.

Una vida marcada de pérdidas

Paola y Milagros se definen como mujeres fuertes y emprendedoras. Cuando uno se entera de su historia, no queda otra que darles la razón.

Estando en Buenos Aires, Paola fue madre soltera, criando a Milagros sin ayuda, hasta que su hija tenía 5 años. Fue en ese momento que llegó Carlos, quien se convirtió en el amor de Paola y papá de Milagros.

“Siempre fui una mujer de trabajar por lo que yo quería y poder llegar a mis objetivos. Luego de tener a Milagros, llegó Carlos para sumarse al equipo de tres. Formamos una gran familia, donde salíamos a trabajar por nuestros sueños”, detalló Paola a Vía Mendoza.

Por su lado, Mily aclara que al principio no quería mucho a su padrastro, pero con el tiempo su relación era de una verdadera hija y padre, “un vínculo inrrompible”, como lo describió ella.

Fue Carlos quien propuso mudarse a Maipú, el lugar donde había nacido. “Papá siempre me contaba sus historias de chico y de las grandes vendimias que veíamos por televisión”, relató Mily.

Milagros logró superar sus obstáculos académicos, terminando la secundaria con honores.
Milagros logró superar sus obstáculos académicos, terminando la secundaria con honores. Foto: Milagros Luján

Carlos partió a Mendoza para que su mujer y su hija llegarán después, con una casa y trabajo asegurado. Paola consiguió el traslado de su trabajo en Buenos Aires a la provincia mendocina, lo que se le dio de un día para el otro.

“Desde ese día emprendimos hacia una nueva aventura, donde nos esperaba lo desconocido y una nueva vida”, contó Paola. Ellos en ese momento aún no lo sabían, pero Maipú se transformaría en un lugar especial, su hogar.

Pero no fue sin sus complicaciones. Milagros se tuvo que adaptar a otra vida totalmente diferente a la que estaba acostumbrada.

Fue una tragedia para mí. En Buenos Aires me llevaban y me traían, estaban todo el tiempo conmigo. En Mendoza me costó adaptarme, no sabía andar en la calle, recibí mucho bullying por mi acento porteño y me iba muy mal en la escuela”, detalló la joven.

Con el tiempo, su realidad fue mejorando y Milagros fue venciendo sus obstáculos. La joven empezó el secundario y las durezas que tenía en su secundario desvanecieron. Inclusive terminó sus estudios siendo la abanderada provincial.

No obstante, mientras Milagros se iba superando académicamente, otras cosas de la casa se iban derrumbando. La familia tuvo que vivir un lapso económico muy difícil, Paola se había quedado sin trabajo y Carlos tuvo que cambiar el suyo. “Fue bastante duro, no podíamos con todas las cuentas”, expresó Paola.

Lograron salir adelante y Milagros en el 2019 terminó la secundaria con honores, eligiendo la tecnicatura en Producción Audiovisual para seguir estudiando. “Me costó elegir la carrera pero nunca me voy a olvidar de mis papás diciéndome que elija lo que me guste y haga feliz”, recordó la joven.

De mal en peor

A fines de ese año, sucedió lo impensable. La salud de Carlos se complicó y en un mes falleció. “La perdida de mi papá fue algo que me marcó para siempre”, dijo Milagros, mientras recordaba los buenos momentos que vivió con su padre.

De ese momento, todo fue de mal en peor. Paola se enfermó de algo que nunca pudieron terminar de diagnosticar y se encontraron las dos solas aisladas por la pandemia.

Milagros en su cumpleaños junto a su mamá. Juntas vivieron el tiempo de aislamiento y el tiempo más difícil de la enfermedad de Paola, y aún luego de un año tan cargado, decidieron festejar el nuevo año de la joven.
Milagros en su cumpleaños junto a su mamá. Juntas vivieron el tiempo de aislamiento y el tiempo más difícil de la enfermedad de Paola, y aún luego de un año tan cargado, decidieron festejar el nuevo año de la joven. Foto: Milagros Luján

“Mi mamá perdió su pelo, no podía comer y hablar, hasta las manos no las podía cerrar. Tuve que ayudarla en todo momento, protegerla de todo y ayudarla a salir adelante”, detalló la hija de Paola.

La enfermedad de Paola duró toda la pandemia y sigue hoy en la actualidad, pero está más controlada. “Hoy mi mamá esta viva y puede seguir adelante con sus metas pero lamentablemente estuvo muy grave y si a ella le pasaba algo, era la última persona que me quedaba”, agregó Milagros.

Juntas lograron vivir ese tiempo solas gracias a sus amigos mendocinos más cercanos, que se convirtieron en familia para ellas. Pero la dificultad de la enfermedad de Paola y la pérdida de Carlos las llevó a tomar la decisión de mudarse a Buenos Aires una vez más.

“Sentimos dolor de dejar todo lo que construimos durante estos años”, expresó Paola, agregando que Mendoza se había convertido en el lugar donde residirán todas las memorias más hermosas junto a su marido.

Un cambio para bien

Si bien les dolió dejar Mendoza, el cambio significó nuevas metas y nuevos proyectos. Volver a Buenos Aires le permitió a Paola reencontrarse con su hija Jada, lo que facilitó un lazo especial de Milagros con su hermana.

Estando en Buenos Aires otra vez, las dos mujeres pudieron encontrarse con Jada, la hija de Paola.
Estando en Buenos Aires otra vez, las dos mujeres pudieron encontrarse con Jada, la hija de Paola. Foto: Milagros Luján

Tienen en sus planes emprender sus negocios propios, además de poder viajar juntas. “Logramos superar y levantarnos al tener mentes emprendedoras y poder salir adelante tendiendo juntas las fuerzas de trabajar por nuestras metas”, expresa Paola.

Y ese es el consejo de Paola y Milagros para las mujeres que se sientan como ellas se sintieron en el momento de mayor desesperanza: “Nunca se rindan y que siempre vean el vaso medio lleno, nunca vacío. Hay que darle para adelante que siempre hay una luz en el camino”, concluyeron.

Queremos contar tu historia! Nos interesa lo que tenés para contarnos, escribinos a historias@viapais.com.ar y un periodista de nuestra redacción se va a comunicar con vos.