Rizzotti insiste para legalizar la importación y venta de hojas de coca

Un proyecto de ley reserva para Jujuy, Salta y Formosa la habilitación de establecimientos para el fraccionamiento y empaquetado.

Rizzotti insiste para legalizar la importación y venta de hojas de coca
Hojas de coca, empaquetadas para la distribución gratuita que realizó el Gobierno en Jujuy, buscando evitar el contrabando desde Bolivia, cuando arreciaba dramáticamente la pandemia de coronavirus a fines de 2020.

Fundado en que la ancestral práctica del coqueo es también en territorio argentino “patrimonio, derecho y alimento”, el diputado nacional por Jujuy Jorge Rizzotti volvió a proponer al Congreso de la Nación una iniciativa orientada a legalizar los procesos de importación, distribución y venta minorista, como también la tenencia y el consumo de hojas de coca, todo esto por cuanto la legislación vigente pone varias de esas circunstancias en un marco de ilegalidad vinculada al narcotráfico, e incluso existen vacíos legales que se debe resolver.

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En los fundamentos del proyecto se lee que su propósito es “regular sobre un vacío grande acerca de la hoja de coca, que en Argentina se consume mascada, en el coqueo, y en la cocina (infusiones y harina)”, enfocándose la legislación en “cómo ingresa al país, cómo se vende y su trazabilidad”.

EL COQUEO COMO IDENTIDAD CULTURAL

Para volver a poner el tema en la agenda parlamentaria Rizzotti encontró apoyo en el diputado nacional por Formosa Fernando Carbajal, quien hizo nuevos aportes a la iniciativa original que el jujeño había propuesto dos años atrás cuando el estallido de la pandemia de coronavirus obligó a blindar las fronteras, lo que, para este caso, derivó en un agudo desabastecimiento de hojas de coca en esta zona del país, que es la puerta de entrada, informal, del producto procedente de Bolivia.

"En Argentina coqueamos personas de toda la diversidad cultural que tenemos vinculación con matrices andinas, tanto en el campo como en las grandes ciudades", señaló Rizzotti.
"En Argentina coqueamos personas de toda la diversidad cultural que tenemos vinculación con matrices andinas, tanto en el campo como en las grandes ciudades", señaló Rizzotti.

“La ley que proponemos -explicó Rizzotti- inicia con el reconocimiento de la hoja de coca como patrimonio cultural de los pueblos originarios y del coqueo como el derecho que tiene toda persona a reafirmar una identidad cultural, con independencia de su nacionalidad o cualquier otra característica personal, teniendo en cuenta que en Argentina coqueamos personas de toda la diversidad cultural que hemos tenido en nuestra vida vinculación con matrices andinas, ya sea en el campo como en las grandes ciudades argentinas”.

A partir de estos argumentos la propuesta de los diputados radicales procura “autorizar la importación, la distribución, la venta minorista, la tenencia y el consumo de hojas de coca en estado natural destinadas a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo para infusión, y que el Poder Ejecutivo nacional -reza el texto presentado- regule, autorice y fiscalice la importación, el transporte y la comercialización”.

A tales efectos, para la especificación de tales regulaciones considera la creación de institutos como un Registro de Importadores, entre otros puntos.

LA HOJA DE COCA NO ES ESTUPEFACIENTE

En este sentido Rizzotti remarcó que el proyecto cuya autoría comparte con Carabajal y que cuenta con el acompañamiento de la diputada Lidia Ascárate y sus pares Gustavo Bouhid, Roberto Sánchez, Pedro Galimberti, Juan Polini, Favio Quetglas y Martín Arjol, se orienta a “establecer que la hoja de coca no será considerada como estupefaciente” en las listas que al respecto elabora y actualiza el Poder Ejecutivo a través de los organismo competentes.

También el texto formulado plantea “la sustitución del artículo 15 de la ley 23.737 por uno que expresa que la tenencia, el consumo, la importación, la distribución y el comercio minorista de hojas de coca destinadas al coqueo o a su empleo como infusión, no serán actos considerados como tenencia, consumo, importación, distribución o comercialización de estupefacientes, y la derogación de un decreto de 1978 que prohibió en todo el país, tal como lo expresa el mismo texto, la importación de hojas de coca para el consumo habitual o coqueo”.

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Otro aspecto central vinculado al consumo de la hoja de coca en suelo argentino es la importación a granel del producto, que procede del vecino país de Bolivia. En este plano un aspecto saliente del proyecto es que establece que “serán las provincias de Jujuy, Formosa y Salta las que tendrán plantas para el fraccionamiento y empaquetado, como condición para que esa coca circule por el resto del país”, hizo notar Rizzotti.

Resumiendo sus valoraciones respecto del espíritu de la iniciativa, el parlamentario jujeño aseguró que la legislación propuesta “suma al reconocimiento de la interculturalidad que configura a la Argentina y, en eso, a la fuerte pervivencia de las matrices andinas originarias, como también a las economías regionales en el Norte argentino y a las políticas sanitarias sobre un producto que, en su estado natural de hoja, se consume como alimento”, dicho esto en referencia a las infusiones y harinas utilizadas en la gastronomía tradicional.