Por Laura Giubergia
Si no podés acceder a un ascenso en tu trabajo porque sos mujer, si te pagan menos que a tu compañero varón por la misma tarea. Si se te impide decidir libremente cuántos embarazos tener, o el acceso a los anticonceptivos. Si no se respetaron los tiempos fisiológicos de tu trabajo de parto, si recibiste tratos deshumanizados, o si abusaron de la medicalización en un proceso natural.
Si en los medios de comunicación encontraste imágenes estereotipadas de mujeres, o se promovió su explotación, humillación o deshonra. Si en cualquier institución te topaste con un funcionario o cualquier agente que te haya impedido el libre acceso a tus derechos.
Estos son sólo algunos ejemplos de los derechos contemplados en la Ley de Protección Integral de las Mujeres 26.485, y que se pueden denunciar en Córdoba desde hace seis meses, en un fuero judicial al que se le incorporó la competencia en Género.
De noviembre a esta parte, se registró sólo una denuncia por violencia laboral y otra por violencia institucional en el fuero de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género, según informaron fuentes judiciales a Día a Día.
Que haya tan pocas denuncias se explica principalmente por el desconocimiento de las mujeres acerca de la adaptación de los juzgados al concepto amplio de violencia de género, que incluye no sólo la doméstica, sino también la violencia institucional, laboral, contra la libertad reproductiva, obstétrica y mediática.
Adaptado. "En 2016, a partir de la adhesión de Córdoba a la Ley Nacional, se aprobaron dos proyectos que adaptan los procedimientos judiciales a todos los tipos de violencia contra las mujeres", explicó Ignacio Villada, asesor letrado del Ministerio de Justicia y DDHH.
Si bien el articulado de las leyes 10.400 y 10.401 prevé una medida cautelar genérica, adelantó que trabajarán en conjunto con el Ministerio de Salud para la elaboración de un protocolo específico para evitar la violencia obstétrica (ver Protagonista del propio parto).
En la misma ley se incorporó la gratuidad de los procedimientos y del patrocinio letrado, así como la obligación de los jueces de valorar la prueba con perspectiva de género, y la efectiva protección de los derechos e intimidad de las víctimas.
Luis Angulo, ministro de Justicia y Derechos Humanos, destacó que se puedan denunciar en Córdoba violencias, como la obstétrica, ya que es "una de las pocas provincias con un fuero específico en el Poder Judicial de Violencia de Género".
Dónde denunciar: el fuero de la Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género está integrado actualmente por cuatro juzgados que funcionan en Tribunales I. Pero en los próximos meses se inaugurará un edificio específico en San Jerónimo al 200, en el que se habilitarán otros tres juzgados más.
Derecho a ser protagonistas del propio parto
A ser informada sobre las intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante el proceso de embarazo, parto y posparto, y a poder optar libremente cuando existan alternativas. A ser tratada con respeto, de manera personalizada. A ser considerada persona sana, y que se le facilite su participación como protagonista de su propio parto.
Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológicos y psicológicos, evitando prácticas invasivas y el suministro de medicación que no esté justificada por el estado de salud. A estar acompañada por una persona de confianza. A ser informada sobre los beneficios de la lactancia materna, y recibir apoyo para amamantar.
Cualquier vulneración de alguno de estos derechos, así como los que le asisten al recién nacido, es considerada violencia obstétrica, y puede ser denunciada en el juzgado de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y de Género. Sin embargo, muchas mujeres desconocen cuáles son sus derechos en el momento del parto.
“Hemos naturalizado muchas prácticas invasivas, nos hicieron creer que hay un sistema de salud que nos cuida y es dueño de nuestro parto”, reflexiona Noelia, mamá de cuatro niños y víctima de violencia obstétrica.
“A mí me afectó que me sometieran a intervenciones que no necesitaba, que no me dejaran escuchar mi cuerpo, que no respetaran mi decisión aun cuando el parto fue planificado”, relata.
“Mis primeras experiencias fueron partos vaginales, pero no naturales, porque hubo exceso de intervenciones”, cuenta, y aclara que con sus dos últimos hijos pudo experimentar la no intervención, pero por fuera del ámbito institucional.
Para Noelia falta preparación en los ámbitos académicos. “El personal de salud tiene que adoptar otra postura frente al parto en condiciones de salud, al respeto de los tiempos biológicos, y no intentar estandarizarlos”, expresó. “Es importante saber que hay a dónde denunciar, pero también que sepamos que es posible tener partos amorosos, respetuosos, naturales”, concluye.