Durante el mes de mayo, 21.000 empresas de un total de 56.000 fueron excluidas por incumplimiento de requisitos. Algunas de ellas fueron rechazadas por el registro de facturación superior al umbral permitido, una situación económica “incompatible” o bien por no completar el formulario en su totalidad.
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De acuerdo con un estudio al que accedió Clarín, cerca de 35.000 empresas, que emplean a más de 470.000 personas con empleos en relación de dependencia, accedieron al beneficio destinado al pago de salarios por hasta un valor máximo de $ 22.000 por empleado.
Para ingresar al programa, los sectores críticos que fueron más afectados por las restricciones deben registrar una caída de la facturación real del 20% o una suba nominal inferior al 69% para recibir los $ 22.000.
En los rubros no críticos y salud, el beneficio es de $ 9.000 y $ 22.000 en cada caso, se aplica el mismo criterio pero sobre el mes de abril completo. Y una vez superada la preclasificación, se pasa a la segunda fase y se evalúan otros siete indicadores, entre ellos la facturación (febrero, marzo y abril) y el costo laboral en relación al nivel de ventas.
Según explica el informe: “del conjunto de empleados y empleadores que no accedieron al beneficio, un 51% (10.785 solicitudes) no lo hizo debido a que tuvieron una variación de la facturación durante el período de referencia que superó el parámetro establecido por la normativa del programa (incluyendo las recomendaciones del Comité de evaluación y seguimiento del REPRO 2)“.
Los empleadores excluidos en la primera etapa muestran un incremento real del 15% en sus operaciones (148% nominal). “Al tener una variación positiva de la facturación en términos reales, una empresa puede ser clasificada como crítica pero no necesariamente implica que le está yendo mal “, indicaron desde Trabajo.
En el caso de los monotributistas de sectores críticos, 37.000 fueron rechazados , lo que representa un 26% del total de inscriptos en mayo (145.000). La razón principal fue por la insuficiente cantidad de aportes al régimen de monotributo o autónomo. La norma exige al menos dos pagos en los últimos seis meses.
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El segundo motivo fue el incumplimiento de los indicadores económicos y laborales en la fase de selección. Un 45% (casi 10.000) resultó “incompatible”. En el sector crítico, casi 7 de cada 10 tuvo una liquidez corriente superior a la prevista, ya que el valor de sus activos fue un 350% mayor al de los pasivos (el tope es de 250%). Mientras 3 de cada 10 no completó los datos obligatorios.
En mayo, el Gobierno aumentó el beneficio de $ 18.000 a $ 22.000 y flexibilizó los requisitos a los sectores críticos. Ese rubro, que ya incluía una gastronomía, hotelería, turismo y cultura, sumó indumentaria, textiles, cuero, calzado, electrónica, electrodomésticos, muebles y vehículos. Y también kioscos, panaderías, heladerías, estaciones de servicio y centros de compras en AMBA.
El titular de la Cámara del Calzado, Fabián Castillo sostuvo que “fue baja la adhesión al Repro II porque muchas empresas tienen problemas con la facturación, no por un aumento de ventas sino por el efecto de la inflación”.
Según la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (FEHGRA), el Repro II asiste a poco más de 45.000 trabajadores de la actividad, mientas que el ATP 2 alcanzó a más de 180.000. En la industria y la construcción, también hay quejas por considerarlo muy restrictivo.
“El año pasado cerraron 90.000 locales, 45.000 pymes. No podemos cerrar y pagar impuestos, cheques, salarios, sin ingresos. Y el gobierno dio un Repro que es muy exiguo, no cubre ni un tercio de un salario de comercio“, dijo Pedro Cascales, vocero de CAME .