En su segunda visita a la Argentina desde que salió campeón mundial, Lionel Messi no eligió su mansión de Funes como primera parada. En cambio, el futbolista y Antonela Roccuzzo prefirieron pasar sus días en una casa lujosa de Nordelta, donde pasaron prácticamente inadvertidos.
De regreso al país para disputar los primeros amistosos con la Selección Nacional tras la conquista en Qatar, Leo y su familia se fueron al barrio La Isla. Allí vive, por ejemplo, el empresario Eduardo Costantini.
La casona de estilo francés ocupa 1.300 metros cuadrados cubiertos en un lote ubicado sobre la costa de la laguna. Antonela Roccuzzo se instaló allí el jueves 23 de marzo y luego fue a la fiesta del campeón mundial en el Monumental.
La mansión de Nordelta pertenece a un matrimonio de empresarios. La rosarina de 35 años la eligió por la recomendación de un amigo y pasó tres noches con su familia.
Hasta el sábado 25 de marzo, la estrella de París Saint-Germain (PSG) y sus tres hijos disfrutaron de un parque fuera de serie en un lote de 5.000 metros cuadrados. En la intimidad del barrio privado, casi nadie se enteró de que el mejor jugador del mundo estaba allí.
¿Cómo es la mansión de Nordelta que usaron Lionel Messi y Antonela Roccuzzo?
Messi y Roccuzzo encontraron en Nordelta un refugio que no tiene nada que envidiarle a su mansión en las afueras de Rosario. La propiedad ocupa 160 metros de costa de la laguna en La Isla y cuenta con seis habitaciones en suite.
La casa tiene un sistema de cámara de videovigilancia propio, al margen del sistema de seguridad del barrio privado. En el parque crecen más de 50 árboles de diferentes especies, mientras que adentro hay gimnasio, un microcine, bodega y sala de juegos.
La pileta de la mansión tiene 25 metros de largo. Según informó La Nación, alrededor construyeron un deck con acceso al lago.
Con espacios amplios y luminosos, la casona se detaca al margen del entorno en el que está emplazada. Messi incluso tuvo a disposición un helipuerto en Nordelta, pero evitó utilizarlo durante su estadía.
