Argentina quedó eliminada del Mundial ante Francia con la presencia de varios jugadores santafesinos en cancha. El mejor por lejos fue Ángel Di María, que probablemente disputó uno de sus mejores partidos con la celeste y blanca. El resto, salvo Javier Mascherano, mostró un rendimiento flojo.
Franco Armani: si bien no tuvo responsabilidad directa en los goles porque los atacantes franceses hicieron lo que quisieron en el área argentina, queda la sensación de que podría haber hecho algo más, sobre todo en el penal y en el primer gol de Mbappé. En los otros dos, nada para reprocharle.
Javier Mascherano: el Jefecito se despidió de la Selección en un buen nivel. Con más coraje que fútbol, Masche robó, metió e intentó ordenar un destartalado equipo. Su garra y empuje contagió a sus compañero. Se retiró dando todo. La Selección lo va a extrañar.
Ever Banega: ante la velocidad francesa, el partido casi que no se jugó en la mitad de la cancha y por eso la gravitación del futbolista del Sevilla se vio reducida. Así y todo, fue bien cubierto por los volantes azules, perdió en cada pelota dividida y no pudo convertirse en el gran asistidor del encuentro ante Nigeria.
Lionel Messi: Francia le tejió una telaraña y el Diez nunca pudo salir de ella. El mejor jugador del mundo volvió a mostrar un rendimiento opaco, y sin nadie que le diera una mano, todo se redujo a arrestos individuales que en su mayoría no prosperaron. Su mejor intervención fue el bochazo que terminó en el descuento de Sergio Agüero.
Ángel Dí María: Fideo jugó un gran partido. Embocó un golazo que puso a Argentina otra vez en carrera cuando todo parecía irse de las manos. Pero además intentó siempre con gambetas, penetraciones y centros que complicaron a la defensa rival.
Jorge Sampaoli: el invento de Sampaoli de colocar a Messi de falso nueve y colocar dos puntas no resultó. El equipo nunca mostró una idea de juego clara, quedó en evidencia que faltó planificación y trabajo para plasmar su concepto futbolístico.