Misa por "Santa Josefina Bakhita" en Punta Alta

También es llamada "Patrona de las víctimas de trata". La celebración será el próximo viernes a las 19.30 hs en la Parroquia "San Pablo" (12 de Mayo y Murature).

Parroquia San Pablo en Punta Alta
Parroquia San Pablo en Punta Alta

Las Madres y laicos Canossianos invitan a toda a comunidad a compartir la misa a "Santa Josefina Bakhita" el próximo viernes 7 de febrero a las 19.30 hs en la Parroquia "San Pablo" (Murature y 12 de Mayo).

Historia de Josefina Bakhita

Fue secuestrada a los nueve años, vendida como esclava y llevada a la ciudad de El Obeid, en Sudán, su espalda fue el lienzo donde quedaron plasmados la humillación y maltrato: más de 100 incisiones que fueron cubiertas con sal le dejaron cicatrices perennes y una memoria muy triste de sus primeros años de vida.

Con 13 años de edad, y tras haber intentado escapar de su cuarto verdugo en varias ocasiones, la joven fue puesta a la venta una vez más. Ésta fue su quinta y última colocación. Afortunadamente, el comprador fue un comerciante italiano que también era agente consular: Calixto Legnani. Con él como amo, por primera vez, las órdenes a Bakhita no venían acompañadas de la fusta y, para su sorpresa, el trato que recibía era humanitario, afable y cordial.

Misa en Punta Alta
Misa en Punta Alta

En 1884, las circunstancias políticas hicieron que los europeos tuvieran que salir de la región y Legnani volvió a Italia. Bakhita consiguió viajar con él y con un amigo del Cónsul, llamado Augusto Michieli. Al llegar a Génova, la esposa de Micheli consiguió que Bakhita se quedase a su servicio y, un par de años después, cuando nació Mimmina, hija del matrimonio, Bakhita se convirtió en su niñera y amiga.

Años más tarde, Bakhita regresó con la familia de Michieli a Sudán, en donde habían comprado un gran hotel cerca del Mar Rojo. Luego volvieron a Italia, país en el que comenzó –sin saberlo- su camino hacia la santidad: Turina, la esposa de Michieli, decidió confiar su hija a las Monjas Canosianas del Instituto de los Catecúmenos de Venecia y que Bakhita permaneciese con ella como su nodriza.

Tras haber obtenido la libertad según la ley italiana, el 9 de enero de 1890 Bakhita fue bautizada con el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada. En esa misma fecha fue confirmada e hizo la primera comunión.

Josefina permaneció en el Instituto y a los 38 años de edad -durante el día de la Inmaculada Concepción- se consagró para siempre a su Dios al que ella llamaba con dulce expresión: “mi Patrón”.

En 1902 fue trasladada a Venecia, y durante más de cincuenta años dio ejemplo de amor a Dios y servicio a los demás, participando en diversas obras educativas y de caridad, limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres con una fe firme en su interior y un cumplimiento alegre de sus obligaciones. Su humildad y sencillez le conquistaron el afecto de todo Schio, donde se la conocía -y aún se la recuerda- como la nostra Madre Moretta.

Un par de años más tarde le pidieron escribir su autobiografía, la cual fue publicada en 1930. Así obtuvo visibilidad y se convirtió en un personaje que viajó por Italia impartiendo conferencias.

Luego, llegó la vejez; su salud se debilitó con una enfermedad larga y dolorosa que la postró en una silla de ruedas. A pesar de sus limitaciones, continuó viajando y dando testimonio de fe, bondad y esperanza. Murió el 8 de febrero de 1947.

Su fama de santidad se difundió rápidamente. No se le conocían milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero la heroicidad de sus virtudes la llevaron a ser declarada venerable el 1 de diciembre de 1978.

En 1991, Juan Pablo II declaró la autenticidad de un milagro atribuido a su intercesión y fue beatificada el 17 de mayo de 1992 y, posteriormente canonizada, durante la celebración del Gran Jubileo del Año Santo 2000.