El último reporte del Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC) contabilizó en el mundo 31,8 millones de desplazamientos internos por fenómenos meteorológicos extremos. Dentro de esa cifra que genera escalofríos, América Latina es una de las regiones más golpeadas con 2,1 millones de personas que tuvieron que huir de sus casas.
Brasil fue el país de la región que encabeza el ranking y luego lo sigue Colombia, Haití y Cuba.
Pablo Escribano, especialista en migración y cambio climático en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), afirmó que es fácil reconocer los desplazamientos cuando se trata de huracanes, incendios, terremotos o inundaciones, pero que hay otros motivos que también son importantes como tierras que dejan de ser productivas y se ven menos oportunidades al habitar esa zona.
“Hablamos de inicios graduales como la sequía, el deshielo de glaciares o el incremento del nivel del mar que tienden a ser más difusos”, afirmó Escribano.
La crisis climática producida por las enormes emisiones de gases de efecto invernadero genera que los fenómenos climáticos sean cada vez más extensos, más frecuentes e impredecibles.
Sus consecuencias son las pérdida de biodiversidad, de espacios que antes eran habitados por miles de seres humanos, pero también está teniendo graves repercusiones en las economías regionales.
Advierten una posible reducción del PBI
Un documento publicado por Moody’s Analytics Inc alerta que de seguir así, el continente se enfrentará a una pérdida de alrededor del 20% de su PIB para finales de este siglo.
“De no actuar, la región sufrirá una creciente devastación de su capacidad de producción y una grave presión financiera”, escribió Alfredo Coutinho, responsable de la organización.
Los cálculos económicos efectuados por dicha firma indican que no tener en cuenta el cambio climático podría hacer perder a Latinoamérica el 6% de su PIB para el año 2050 y aproximadamente el 20% para el año 2100.
Venezuela, Colombia y Brasil serían los mayores afectados, según el informe.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Sectores del movimiento ambientalista plantean la urgencia de planificar una transición energética “justa” en todo el mundo para enfrentar la crisis climática.
¿Qué significa? Los países deben terminar con el uso de combustibles fósiles (que emiten altas cantidades de gases de efecto invernadero) y utilicen solo energías “verdes” o “renovables” como la solar, eólica, hidráulica e incluso aquellas hechas con desechos o biomasa.
Como forma de reducir las emisiones se propone un transporte público gratuito de calidad para disminuir drásticamente el uso de autos individuales.
En Argentina en particular se reclama la Ley de Humedales para proteger estos espacios que son grandes aliados a la hora de mitigar los efectos de la crisis climática, ya que, su vegetación absorbe gran parte del CO2 que es liberado a la Tierra. Prohibir los incendios planificados, el desmonte y la tala de bosques, son otras medidas sumamente necesarias y urgentes que se deben llevar adelante en todo el continente si deseamos que la situación se revierta.
