Escuchas telefónicas complican la situación de Carlos Laje

Las escuchas telefónicas que acorralan a Carlos Laje, el médico de la marihuana. Describe su organización como una montonera cannábica.

Escuchas telefónicas complican la situación de Carlos Laje
Carlos Laje

​Por Juan Manuel González

Durante horas de conversaciones telefónicas, el médico Carlos Laje construyó sin proponérselo su propia acusación, la que lo mantiene preso en la cárcel de Bouwer, sindicado como jefe de organización que "comercializó estupefacientes, disimulando la actividad en tratamiento médico".

Con él, arrastró a ocho personas, dos de las cuales permanecen prófugas. Se lo acusa de liderar la red de 34 "clínicas" que distribuyó aceite de cannabis fraccionado en goteros que salieron de un departamento en La Rioja 152, en el centro de la ciudad, con un precio de venta de 1.500 pesos por frasco.

Según las escuchas, la falta de supervisión médica era una constante. Por ejemplo, el 28 de julio de este año, la mano derecha de Laje, Paola Toranzo –también detenida–, le ofreció a una mujer tucumana que envíe a Córdoba las historias clínicas de sus "pacientes", bajo la promesa de que recibiría por encomienda los tratamientos correspondientes, tras el "diagnóstico" a distancia.

La fiscal sostiene que el negocio que montó Laje "afectó a la salud pública", tanto por los niveles de THC (componente psicoactivo del cannabis) detectados en los aceites, como por el uso indiscriminado de la sustancia para el tratamiento ("desde cáncer hasta depresión"), y porque se les decía a quienes lo compraban que estaba "aprobado por la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos)", según lo registrado por la Justicia.

Una "Montonera". El 13 de julio, Laje habló con su socia en Paraná. Ella le plantea que quiere hacer una clínica como la de Córdoba, pero le advierte: "No la puedo bancar yo directamente".

Laje responde: "En nuestra organización montonera cannábica hay distintos roles. Vos estás pidiendo plata para construir la sede donde después vamos a ir y vamos a poner bombas y nadie se va a dar cuenta; van a ser mini bombas molotov cannábicas".

El 11 de julio, Laje mantuvo una conversación con la médica Carolina J., en el marco de un aparente plan de expansión hacia Europa.

Carolina: Alejandro, desde Madrid, dice que el dinero va a ir en un paquete a través de una empresa que se encarga de eso; lo que sí, te cobran 20 mil dólares.

Laje: ¿Y también quieren el 25% de cada transacción? Están locos. Vos quedate tranquila, que yo sé (mover) esos montos, miles de veces he tenido montos así.

Carolina: ¿En serio? Yo pensé que sólo pasaba en las películas (risas). ¿Vos escuchaste que van a aumentar el IVA?

Laje: A los narcos no nos interesa mucho eso, si nosotros no pagamos IVA.

Ataque a la salud pública

En varios tramos de la acusación, la fiscal recoge testimonios de "pacientes" que no notaron mejoría, de otros a los que se les agravó su enfermedad y también de algunos que fueron medicados sin ser siquiera revisados por un médico habilitado.

La fiscal reconstruye las consultas, que solían ser grupales: “Los encargados de las clínicas otorgaban alrededor de 30 turnos al mes a personas con diferentes dolencias, desde musculares hasta patologías crónicas incurables.

Un 'médico' escuchaba el padecimiento de cada paciente en base al cual, sin hacer un examen físico y sin consultar historias clínicas previas, prescribía la ingesta de aceite de cannabis sativa. Asimismo, también recibían a familiares de pacientes a los que "medicaban a distancia".