Todos los 17 de marzo, millones de personas en todo el mundo festejan el día de San Patricio, una celebración que conmemora la muerte de San Patricio de Irlanda. A pesar de que este año no es posible festejar en grupos grandes o con desfiles, como suele realizarse, en muchos países de recuerda este día tomando cerveza.
Aunque sus orígenes se encuentran en el cristianismo, a lo largo del tiempo la tradición de la Isla Esmeralda se volvió popular en distintos países, cuyas calles se tiñen de verde para festejar.
Y pese a que en esta fecha se bebe una indecifrable cantidad de cerveza de todo tipo, poco se sabe de la figura mítica de este líder cristiano del siglo V.
San Patricio es hoy el patrón de la isla de Irlanda, ubicada al noroeste de la Europa continental. Su nombre real era Maewyn Succat. Nació en Escocia en el año 387 y falleció en 493.
Hijo de un matrimonio romano y de un diácono cristiano, fue secuestrado durante su adolescencia y trasladado a Irlanda, donde fue forzado a trabajar como esclavo cuidando rebaños.
Durante su cautiverio, descubrió su fe en Jesucristo, que más tarde relató en su libro Confessio. Después de seis años en los que casi muere de hambre, logró escapar en un barco y, luego, se ordenó sacerdote.
Según los expertos, el religioso tenía una manera particular de explicar el misterio de la Santísima Trinidad: lo hacía con un trébol de tres hojas, elemento se convirtió en el ícono de la festividad que hoy lo recuerda.
Actualmente, se asocia San Patricio con el color verde, pero la tonalidad que lo representaba originalmente era el azul.
Por qué se festeja con cerveza
La larga tradición de los irlandeses en la fabricación y el consumo de cerveza hicieron que esta bebida se convierta en otro de los símbolos de los festejos de San Patricio.
Ya en el siglo XX, los bares comenzaron a servir en esta fecha cerveza verde, muy popular en la cultura anglosajona. Algunos periódicos de la época le atribuyen a un hombre llamado Thomas Curtin esta creación, que surge de agregar colorante azul a la cerveza rubia, lo que da como resultado el tradicional “verde irlandés”.