Un asistente escolar de Rufino sorprendió a Soledad Pastorutti este lunes en “La Voz Argentina” al contarle una vieja historia que involucra a ambos, pero no sólo a ellos. “Tengo una anécdota con tu marido”, comentó luego de la audición de Joaquín Molina con folklore y zapateo incluido.
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La artista santafesina no se animó a apretar el botón, pero elogió la presentación del participante y dijo que salió como un “potro desbocado”. A continuación, el cantante de Rufino recordó que fue a verla al Festival Nacional de Cosquín en 2002. El plan incluía tocar en peñas y entregarle una carta a su ídola.
El encargado de recibir el mensaje fue Jeremías Audoglio, el esposo de la intérprete oriunda de Arequito. Antes de que terminara ese año, el actual asistente de la Escuela Agrotécnica 335 recibió una respuesta que incluía la firma de Natalia Pastorutti: “Nuestra música te acompaña a donde vayas”.
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La Sole añadió que esa práctica era habitual junto a su hermana. “Tenía una habitación en una casa que mi papá había comprado al lado de la nuestra. Estaba llena de cartas y nos tomábamos el trabajo de responderles a todos”, comentó.
Asistente escolar y peón rural
Molina no logró seducir al jurado en su debut a pesar de que dejó una buena imagen. “Te noté acelerado”, le indicó Soledad, aunque también le agradeció la oportunidad de hacer escuchar folklore en “La Voz Argentina”.
Acompañado por su familia, “Caco” contó que lleva 11 años trabajando en la Agrotécnica de Rufino. Eso implica hacer “de todo un poco”, por lo que también se presentó como “peón rural” luego de interpretar “Carpas de Salta”.
“Me gustaría que la gente viera el amor que le tengo a la música, lo que siento realmente”, expresó antes de la audición a ciegas. En este sentido, recordó que hace un tiempo se animó a abrir una escuela para chicos en el pueblo vecino de Aarón Castellanos con esa misma consigna.
A la hora de repasar sus inicios, Molina reveló que empezó tocando batería o percusión. “Un día faltaron los cantantes y me animé”, resumió.