La tristeza infinita está emergiendo con fuerza entre los relatos de dolor de los familiares y su último adiós a sus muertos en San Rafael.
El día después de la tragedia del micro que trasladaba a un grupo de niños y adolescentes de una escuela de danza de Grand Bourg de Buenos Aires, junto a profesores y padres ya cobra de sus primeros testimonios. Más allá de que el colectivo circulaba a una velocidad superior a la permitida y que los ocupantes no usaron cinturones de seguridad, lo cierto es que los familiares están unidos por el llanto y el dolor de saber que sus seres queridos por un choque fatal no estarán más presente en sus vidas.
Esa es la historia de la pequeña Valentina de 13 años, una vida que se apagó entre las 15 víctimas fatales que dejó el saldo fatal del accidente. "Me dijeron que estaba fuera de peligro y cuando llegué la tuve que reconocer en la morgue", aseguró Roque Arias, hermano de Valentina a diario El Sol.
No es el único, otro hombre, un bombero de Buenos Aires, llegó a la provincia para llevarse el cuerpo de su mujer y acompañar a su hija internada en el hospital Schestakow. "Solamente quiero un poco de paz, llevarme a mi hija y saber que pasará con el cuerpo de mi señora".