El término de juicio de la verdad es algo que últimamente está de moda en la Argentina después del hecho que vincula a Jey Mamón sobre presunto abuso sexual. Sin embargo, alejado de ese mundo, este tipo de procesos comenzaron a hacerse en el país para enjuiciar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad que ocurrieron durante las dictaduras que sufrió el país a lo largo del siglo XX.
En ese sentido, ahora comienza un nuevo proceso por uno de los casos más oscuros de la historia de nuestro país: los fusilamientos de José León Suárez que ocurrieron en 1956, después de lo que fue la Revolución Libertadora, que inició con un bombardeo a la Plaza de Mayo y terminó con el derrocamiento de Juan Domingo Perón el 23 de septiembre de 1955.
Ahora, la Comisión Memoria, Verdad y Justicia del partido bonaerense de San Martín, anunció que comenzarán las audiencias este juicio por la verdad, donde se instruirá en el Juzgado Federal de San Martín, a cargo de la magistrada Alicia Vence.
Uno de los objetivos principales del juicio es que los asesinatos perpetrados por la policía de la provincia de Buenos Aires en los basurales de José León Suárez bajo las órdenes de su entonces jefe, el teniente coronel Desiderio Fernández Suárez, sean declarados delitos de lesa humanidad, o sea, queden imprescriptibles.
En los fusilamientos del 10 de junio de 1956 mataron a Carlos Lizaso, Nicolás Carranza, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez y Mario Brión, mientras que otros siete compañeros, que también habían sido capturados horas antes de la casa del barrio bonaerense de Florida donde se encontraban reunidos, lograron escapar y salvar sus vidas.
Todo esto ocurrió por agentes que encabezaban el golpe que inició el general Pedro Eugenio Aramburu el 9 de junio contra el régimen de la Revolución Libertadora que lideraba el general de división Eduardo Lonardi. Este levantamiento que provocó una represión que en tres días produjo los asesinatos de 18 militares y 13 civiles.
Por qué se produjeron los fusilamientos de José León Suárez
El 9 de junio del ‘56, cuando Aramburu ponía en marcha su levantamiento, el general Juan José Valle comenzó con otro movimiento peronista que buscaba derrocar a la dictadura militar. Sin embargo, fue rápidamente derrotado y los que empezaban esa revuelta todos detenidos.
El jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, teniente coronel Desiderio Fernández Suárez, ordenó poco después de que fueran llevados a la Unidad Regional de San Martín, que los detenidos sean fusilados. Allí fue donde mataron a Carlos Lizaso, Nicolás Carranza, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez y Mario Brión.
Algunos de ellos formaban parte de un levantamiento encabezado por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco, que intentaba reponer a Perón como presidente constitucional de la Argentina; otros fueron detenidos sin saber por qué y ejecutados sin derecho a defenderse.
Los detenidos fueron obligados a bajar a punta de pistola y caminar hacia el basural, iluminado por los faros de los vehículos policiales. Cuando se dan cuenta que van a matarlos, muchos comenzaron a correr e intentar defenderse para zafarse de la brutalidad policial.
El inicio del juicio tendrá la declaración de Juan Carlos Livraga, uno de los sobrevivientes de esos fusilamientos, que fue rematado en el piso. Recibió tres tiros, uno le rompió la nariz, el otro le atravesó la mandíbula y la dentadura y el tercero le da en un brazo. Lo dieron por muerto, pero lograría sobrevivir, luego de un calvario.
Lo que se conoció años después con una obra literaria
En 1957, Rodolfo Walsh, periodista argentino, publicó Operación Masacre, la primera novela testimonial que mezcla el testimonio real con una parte de la novela tradicional. Allí, el escritor publicó una investigación detallada donde reveló los asesinatos ocurridos en José León Suárez.
Seis meses después del hecho, “alguien” le cuenta a Walsh en un café su historia sobre el evento que ocurrió y así nace la investigación. El escritor descubrió que había siete sobrevivientes de esa masacre y los va encontrando uno a uno, para entrevistarlos y reconstruir los hechos.
Los fusilamientos en su momento nunca fueron investigados por la Justicia, a la que sucedió diferentes golpes de estado, entre ellos la Dictadura que inició en 1976. Justamente, en 1977, fue citado por un compañero en la intesección de San Juan y Entre Ríos, en la Capital Federal, cuando fue emboscado por un grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Se resistió, sacó un arma y fue acribillado por una ráfaga de FAL. Herido de muerte, fue subido al auto y secuestrado. Existen versiones que indican que disparó para no ser atrapado vivo, ya que su pequeña arma no era suficiente para un enfrentamiento armado. Su cuerpo permanece desaparecido.
