El té es considerado el rey de las infusiones. Más allá de ser un fiel acompañante para las meriendas o desayunos, la bebida goza de sumos beneficios para las personas.
Ahora bien, entre las infusiones, una se destaca por “rejuvenecer” la piel y estimular el colágeno. Se trata del té blanco, considerado como “la pócima de la juventud”.
La historia del té rejuvenecedor
El té blanco se prepara en función de la planta Camellia sinensis. Su historia remonta de la dinastía Tang en China (618-907), donde la infusión se consumía en forma de pasteles donde sus hojas estaban prensadas y comprimidos.
Con el pasar del tiempo, la bebida comenzó a cosecharse en 1700, a partir de los arbustos de té en la zona de la provincia china de Fujian. En principio, era muy cotizado y poco accesible, pero con el pasar del tiempo se pudo extender a otras regiones.
Actualmente, las variedades de té blanco más difundidas se encuentran el Yin Zhen, Bai Mudan y la recogida de las hojas se realiza durante la primavera.
Beneficios del té blanco en la piel
El té blanco es una de las mejores infusiones en el campo de la belleza. Entre sus ventajas, se encuentran:
- Su concentración de antioxidantes como catequinas y flavonoides permite proteger a las cédulas de los daños causados por los radicales libres
- Es una bebida antibacteriana y también desinfectante. Gracias a su alto contenido en polifenoles, ayuda a eliminar las bacterias de nuestro organismo.
- Puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que su contenido contribuye a disminuir la hipertensión, reduciendo la presión arterial.
- Permite proteger la piel de la deshidratación, contaminación al estrés oxidativo.
- Estimula la producción natural de colágeno y previene la glicación, un proceso que daña a este tipo de nutrientes.
Ingredientes para el té rejuvenecedor
Para preparar la infusión, se necesitan de los siguientes ingredientes:
- Agua caliente a 80°C
- Té blanco
- Infusor o filtro
- Taza.
Cómo preparar el té blanco para rejuvenecer tu piel
- Calentar el agua sin dejar hervir.
- Colocar las hojas de té blanco (2 o 3 gramos por taza) en el infusor.
- Verter el agua en el infusor.
- Retirar el infusor tu taza y disfruta el té.
