Investigadores del Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Conae, crearon un sistema satelital de alerta y respuesta temprana contra incendios forestales, que en Argentina consumen unas 400.000 hectáreas por año, indicó la Agencia universitaria de comunicación de la ciencia, el arte y la tecnología (Uniciencia) de esa casa de estudios.
El sistema, denominado SARTiv, anticipa el riesgo por zonas, identifica eventos ígneos durante su desarrollo y posteriormente cuantifica las áreas quemadas. En Argentina se queman en promedio 400 mil hectáreas por año como consecuencia de incendios forestales, según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, una superficie equivalente a siete ciudades de Córdoba.
El diseño fue creado por el investigador Nicolás Marí, en el marco de su tesis para la Maestría en Aplicaciones Espaciales de Alerta y Respuesta Temprana a Emergencias (Aearte) del Instituto Gulich.
Marí explicó a Uniciencia que "a partir del diseño modular de esta arquitectura fue posible generar nuevos espacios de trabajo, como el diseño de un índice de peligrosidad de incendios, que está funcionando operativamente en el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Falda del Carmen (Córdoba)".
Ese módulo predictivo permite anticipar las condiciones que se registrarían en los próximos días en relación al nivel de peligro de incendios en una determinada zona.
Entre 2001 y 2016, se detectaron 35.366 focos de calor, de los cuales el 30% correspondió a incendios en zonas naturales y el 70% restante a quemas relacionadas con actividades agrícolas.
El SARTiv es un módulo informático pensado para generar mapas y subirlos a la web, de modo que estén disponibles para distintos usuarios, y se basa en la observación y seguimiento de las condiciones que determinan lo que en términos técnicos se denomina "ciclo de ocurrencia de incendios" y que consta de tres fases: prefuego, durante y postfuego.
En la primera etapa de análisis (prefuego), se trabaja con imágenes provistas por los satélites MODIS Aqua y Terra, ambos pertenecientes a la Nasa. Marí indicó que en esa fase "se calculan índices de vegetación y se compilan series históricas y a través de ellas, se procesan las anomalías y se establece la situación relativa de la vegetación en un momento dado. De esa manera es posible inferir el peligro de incendios. Generalmente este tipo de aproximación se realiza cada 16 días”.
La detección de incendios corresponde a la etapa "durante" y sirve para caracterizar la distribución espacio-temporal de los eventos, para lo cual se utilizan imágenes MODIS y también actualmente imágenes VIIRS.
Al respecto, el investigador detalló que "los sensores térmicos permiten identificar los frentes de incendios o quemas a partir de la fuerte emisión de temperatura de las llamas".
"Una vez detectado se calcula su posición y se la identifica con un punto, el cual lo representamos espacialmente con un par de coordenadas que formarán parte de una amplia base de datos espacio temporal".
Junto a la ubicación y el momento del frente ígneo, se captura la energía irradiada por sus llamas, medida que aporta información de la magnitud con la que el incendio consume la vegetación y emite gases de combustión a la atmósfera.
La fase postfuego corresponde a las actividades de cuantificación de superficies quemadas y el análisis para su recuperación, para la cual se utilizan imágenes de los satélites Landsat 8, de la Nasa, y SPOT, perteneciente a la empresa fabricante Astrium.
El informe de Uniciencia destaca que es importante saber qué zonas se quemaron y si anteriormente habían sufrido episodios similares para planificar estrategias de combate más eficaces.