Durante mayo, se espera un crecimiento en la curva de contagios por coronavirus, dado que el Covid-19 tiene mayor viabilidad en temperaturas bajas, y lo que preocupa es que con el ritmo de vacunación actual, el objetivo de alcanzar la inmunidad de rebaño o la mayor cantidad posible de inoculados en los grupos de riesgo se aleja cada vez más.
El ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, ya había cuestionado la distribución de las dosis de las vacunas contra el coronavirus que hizo la Nación y advirtió que es necesario acelerar la vacunación para enfrentar el otoño y la segunda ola.
A su vez, expertos consultados por Clarín indicaron que es necesario tener vacunado al menos al 70% de la población de riesgo para el inicio del cambio de estación para mitigar el impacto de una segunda ola. Pero estiman que no será posible por el ritmo de la campaña de vacunación.
“El margen de seguridad está dado por tener inmunizados al menos al 70% de la población más vulnerable. Sobre todo, para reducir complicaciones de la enfermedad, internaciones hospitalarias o fallecimientos. Pero no vamos a alcanzar el objetivo porque el ritmo de la campaña parece distar de ser eficiente. Con la segunda ola, es probable que atravesemos un impacto mucho mayor que el que hubiéramos tenido si en marzo estuviesen vacunadas 10 millones de personas, como se había anunciado desde el Gobierno Nacional”, explicó el exministro de Salud Adolfo Rubinstein.
Por su parte, Eduardo López, médico infectólogo e integrante del comité asesor, opinó que el adulto mayor de 60 años debería estar vacunado o cercano a recibir la segunda dosis cuando comience del frío porque el riesgo que corre está implícito. “La curva de letalidad en la Argentina empieza a subir a partir de los 60 y se vuelve empinada entre los 70 y más de 80. Para enfrentar una segunda oleada, es fundamental reducir las cifras de hospitalización y mortalidad, lo que se logra inmunizando a la población mayor de 60”, dijo.
Asimismo, Gabriel Battistella, subsecretario porteño de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria, consideró: “Tener más población inoculada no va a disminuir una segunda ola, sino evitar enfermedades graves o mortalidades”.
Rubinstein agregó que para alcanzar el objetivo “es fundamental acelerar el plan de inoculación porque nos enfrentamos con dos cuellos de botella. Por un lado, no se está consiguiendo un suministro fluido de vacunas y por el otro, la falta de una figura centralizada a cargo de la campaña”.
