Clarens reveló el rol de Cristina Kirchner en el circuito de las coimas

Según el financista, la expresidenta decidía a cuáles empresas se les debían pagar certificados de obra.

Entre 2005 y 2010, él recaudó US$ 30 millones.
Entre 2005 y 2010, él recaudó US$ 30 millones.

Según el financista Ernesto Clarens, cada mes José López le llevaba una lista a Cristina Kirchner para que ella apruebe el pago de certificados de obras sin demora.

Y entre las empresas prioritarias, estaba Austral Construcciones, de Lázaro Báez.

Recién entonces esa lista iba a la Dirección de Vialidad Nacional (DVN), que es el organismo que legalmente debía controlar el avance de obras y, que llegado el caso, debería haber determinado si había que pagarlas o no.

"A las amigas de la casa se les pagaba primero", dijo Clarens, imputado colaborador en la causa de los cuadernos.

Tras la muerte de Néstor Kichner, López le había explicado a Cristina Kirchner los detalles de cómo funcionaba este sistema de recaudación. Al menos eso declaró Clarens ante en el juez Claudio Bonadio, luego de ser aceptado como "arrepentido".

Luego, el financista ratificó sus dichos ante el fiscal Carlos Stornelli y dijo que "Cristina Kirchner controlaba a qué empresas se les pagaba y a cuáles no".

Esa lista de empresas "amigas" era encabezada por la constructora de Báez, pero también estaban Electroingeniería y CPC, la firma de Cristóbal López.

López armaba el listado todos los meses, con la empresa y el pago que debía liberarse, pero siempre que hubieran pagado "el 10% que se les exigía".

Además, Clarens dio un listado de 40 empresas que pagaban sobornos junto a otras 47 que hicieron obras viales pero sin pagar coimas.

"Había un decreto instaurado, si no pagaban el 10% no trabajaban", explicó Clarens y agregó que entre 2005 y 2010 él recaudó más de 30 millones de dólares en concepto de sobornos.

Los montos de las coimas estaban incluidos en los precios de la obra, por lo que cada una tenía un sobreprecio que servía para encubrir esos pagos.

Más en detalle, el financista contó que las empresas debían pagar "el 10% de cada certificado de obra que se iba liberando" y si había anticipos de obras que se pagaban, se les exigía a las constructoras "que paguen el 10% correspondiente".

El dinero recaudado se pasaba a dólares y se lo entregaban a Daniel Muñoz (ex secretario de Néstor Kirchner), que luego se los daba a los Kirchner.