Después de una década prestando servicios en la Armada Argentina, María Ayelén Hernández (31) coronó su sueño siendo parte de los 300 tripulantes de la Fragata Libertad.
Nacida en San Rafael, la actual cabo segundo realizó su segundo viaje a bordo de la “Embajadora de los mares”. Zarpó con la fragata Libertad el 30 de abril y regresó al puerto de Buenos Aires el 24 de septiembre.
Durante los 202 días que duró el 50° Viaje de Instrucción del buque escuela, permaneció 168 en el mar y 34 días en tierra, recaló en 11 puertos de 9 países y recorrió un total de 22.000 millas náuticas.
Al cabo de 11 años dentro de la Armada, la cabo segundo tiene en claro su propósito “servir a la patria es mi orgullo”, afirmó.
Lo de Ayelén y la fragata Libertad fue amor a primera vista
María Ayelén Hernádez nació en San Rafael pero la familia se trasladó a Puerto Madryn por cuestiones laborales y ahí permanece hasta el día de hoy.
“Viví hasta los 2 años en (San Rafael) y por el trabajo de mis padres nos mudamos a Puerto Madryn. Mi papá, mamá y dos hermanos menores aún viven allí”, contó la cabo segundo.
Precisamente en la ciudad patagónica fue donde se enamoró de la fragata Libertad allá por 2004 cuando la vio por primera vez. Pasaron unos 6 años hasta que una amiga le mostro un video del buque escuela y fue entonces cuando terminó de tomar la decisión que la marcaría para toda su vida.
“No tengo ningún familiar en la Armada. Pero eso no me impidió ponerme como meta el querer embarcar en la fragata desde aquella primera vez que la vi en Puerto Madryn”, afirmó Ayelén Hernández.
En 2011 viajó hasta Trelew y se inscribió para incorporarse a la Armada como Marinero Tropa Voluntaria.
“Cuando finalicé el curso como marinero, mi primer destino fue en los talleres de la Base Naval Zárate. Allí se hacen las espadas de oficiales y suboficiales de la Armada y del Ejército Argentino. Estuve 5 años y pasé por todos los talleres. Primero estuve en el de ajustaje, después en la parte de tratamientos químicos y, por último, en talabartería, donde me especialicé”, relató.
En 2014 rindió el ingreso a la Escuela de Suboficiales de la Armada pero debió alejarse de la vida naval por unos dos años.
Fue en 2016 cuando logró reincorporarse y sumarse al equipo de trabajo de la Dirección General de Asuntos Jurídicos (DGAJ), con asiento en el Edificio Libertad, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Un año después pidió realizar el curso de ingreso por tiempo determinado (ITD) donde adquirió la especialidad de Apoyo General Camarera.
Así pasaron los años de servicio de la cabo segundo Hernández hasta que en 2021 su sueño se hizo realiza cuando “me llegó el pase a la fragata”.
La oficial aseguró que “no me lo esperaba, fue una mezcla de emociones. Uno siempre expresa que es voluntario para estos viajes, pero es algo que parece inalcanzable, que nunca va a llegar”, contó.
Los viajes soñados en la fragata
En 2021 la cabo segundo María Ayelén cumplió el sueño dando inicio a su primera travesía por el mar a bordo de la fragata en el 49 viaje de instrucción.
“Cuando llegué estaba por comenzar el viaje de instrucción. Sentí una mezcla de nervios, incertidumbre de cómo iba a ser. Me asignaron a la División que se encarga del servicio en la camareta de Guardiamarinas en Comisión. Era mucha cantidad de gente, pero por suerte, me enseñaron desde cómo poner una mesa hasta cómo armar un desayuno”, afirmó.
Entre las primeras imágenes que se le vienen a la mente de aquel primer viaje soñado para ella, recordó que todavía regían los protocolos por el Covid por lo que tuvo que despedirse de la familia a lo lejos.
“Si bien estábamos lejos, la tenía a mi mamá haciendo una videollamada desde la playa. Fue lindo saber que estaba en mi lugar y con la fragata”, comentó.
Sobre su más reciente experiencia en el 50º Viaje de Instrucción, la joven camarera explica que su lugar de trabajo cambió, ya que se desempeñó en la cámara de oficiales.
Este nuevo desafío laboral se vio estimulado por las expectativas puestas en la aventura de conocer distintas partes del mundo.
“Venía enfocada en México porque desde chiquita tenía ganas de conocerlo. Sin embargo, los otros países me sorprendieron y me llevo muchas experiencias de los lugares que fui conociendo”, dijo Ayelén.
Mientras está a la espera de destino, la cabo segundo Hernández no duda en admitir que la Armada le permitió crecer tanto profesional como personalmente, al tiempo que detalla que aprendió a valorar lo simple y cotidiano.
Dentro de la fuerza construyó amistades y forjó vínculos que hoy se asemejan a lazos familiares pero, sobre todo, Ayelén tiene en claro que sea donde sea, su compromiso con la Armada Argentina será para siempre porque “servir a la Patria es mi orgullo”, concluyó.