Utilizaban una iglesia evangélica como pantalla para captar y explotar a personas en Salta

La banda criminal funcionaba en todo el país. En Salta detuvieron a una de sus líderes conocida como “La tía Eva”.

La Policía Federal allanó una sede de la iglesia evangélica Filadelfia investigada por explotación laboral y trata de personas.
La Policía Federal allanó una sede de la iglesia evangélica Filadelfia investigada por explotación laboral y trata de personas. Foto: El Tri

Durante 23 allanamientos realizados en diferentes puntos del país detuvieron en Salta a la líder de una organización delictiva que usaba como fachada una iglesia evangélica llamada Filadelfia. En la provincia se realizaron dos operativos. Uno en un templo ubicado en la calle San Luis 1320, a cargo de la Policía Federal, y otro en la calle Luis Borja Díaz al 600, a cargo de Gendarmería Nacional.

La mujer detenida es conocida como “La tía Eva”, es salteña y tiene 53 años de edad, también demoraron a un hombre, y ambos están incomunicados. En la misma causa se llevaron a cabo allanamientos en Mendoza, Neuquén, Entre Ríos, Tucumán y varias localidades del Gran Buenos Aires. En total rescataron a 69 personas explotadas mientras que en Salta cayeron los líderes de la banda, entre ellos, “La tía Eva”. También encontraron documentos que serán útiles para la investigación.

Bajo la pantalla de una comunidad religiosa denominada Filadelfia, la organización criminal se dedicaba a la trata de personas, lavado de dinero, delitos contra la integridad sexual de menores y adultos, contra la identidad y contra la vida.

De la investigación surgió que entre los delitos registrados, sustraían menores a sus padres biológicos para inscribirlos luego como hijos de varias mujeres de la organización. Además, la secta cometió instigación al suicidio al haber inducido a la muerte a un joven que se había reconocido como homosexual.

La investigación contra la organización criminal denominada Filadelfia comenzó el año pasado luego de que desde Salta denunciaran los ultrajes a los que eran sometidos por parte de la secta religiosa. Las víctimas no se podían comunicar con sus familias, no se les permitía ir a la escuela y quedaban, además, sin su documentación personal. También eran obligadas a trabajar en una panificadora que poseía la organización.