Esteban y Francisco Gálvez son dos hermanos salteños que viajan por todo el mundo en una embarcación llamada Volunteer. Han recorrido los mares de la Polinesia Francesa hasta los de Samoa Americana. No obstante, toda aventura tiene sus adversidades y a ellos les está tocando vivir una.
Luego de estar conociendo el Pacífico por 20 días, naufragaron. Antes de eso, y a través de sus redes sociales, describieron su llegada a Samoa: “El capitán de puerto no nos dio permiso para amarrar a un muelle seguro o a una boya de cuarentena. Dijo que necesitaba la autorización de la oficina del gobernador, por lo que nos ordenó abandonar el puerto y salir a la deriva hasta nuevo aviso”.
Por más de nueve horas, los salteños navegaron por aguas internacionales sin poder pisar tierra. Si bien hablaron con el control del puerto en reiteradas ocasiones, advirtiendo que estaban en peligro, no tuvieron respuesta.
Al llegar la noche, el miedo aumentó entre los hermanos y buscaron un refugio. Decidieron navegar nuevamente al puerto y echaron ancla. No obstante, las autoridades locales enviaron una patrulla para interceptarlos y fueron enviados nuevamente hacia aguas abiertas.
“Intentamos escapar de la corriente y del arrecife de coral, pero finalmente, sin diesel ni energía, nuestras mentes cayeron bajo una fatiga extrema. Volvimos a la deriva y chocamos contra el arrecife de coral. Tomamos la radio y gritamos por ayuda. Estábamos desesperados. Luego, un bote de la policía se nos acercó y nos ordenó que abandonemos el barco y nademos hasta la orilla. Nos lastimamos gravemente al caminar y nadar a través del coral y escalar los acantilados”, escribió Esteban.
El Gobierno de Samoa Americana, territorio independiente de los Estados Unidos, los acusa por lo sucedido como los únicos responsables. Como retribución, les exige alrededor de 20.000 dólares. Frente a esto, pidieron ayuda: “Hemos perdido todo lo que teníamos. Hemos perdido a nuestra hermosa Volunteer. No tenemos recursos para responder a su reclamo. Estamos devastados. Por favor ayudenos”.
Su pesadilla fue narrada por Esteban a través de su página web. Desde allí llamaron a la solidaridad y dejaron la opción de donar un porcentaje opcional para socorrerlos: llevan más de 8mil dólares recaudados.
