Fregar, cargar, doler: cómo el trabajo en casa puede afectar nuestra salud

Las tareas domésticas, sin el cuidado adecuado, pueden afectar nuestra columna, músculos, articulaciones y provocar dolor.

Amo de casa
Amo de casa

Durante un accidente doméstico, las manos y los brazos suelen ser las áreas más afectadas del cuerpo (alrededor del 45% de los casos); mientras que la cocina es el espacio de la casa donde se produce casi la mitad de estos episodios.

Además de los accidentes caseros, muchas personas (especialmente mujeres) padecen diversas afecciones en la columna y las articulaciones, derivadas de los trabajos manuales que realizan en el hogar (sin el cuidado ergonómico adecuado), tales como el lavado de ropa, la carga de baldes y bolsas pesadas, la atención de bebés, etécetera.

Los síntomas de una lesión se manifiestan como dolor en los músculos o las articulaciones; sensación de hormigueo en el brazo o la mano; pérdida de sensibilidad, fuerza y capacidad de prensión. Las causas suelen estar en las posturas inadecuadas, los movimientos incómodos y el escaso reposo.

También provocan alteraciones en el sistema osteo-muscular los movimientos rápidos de manera repetida (aun sin implicar un gran esfuerzo físico), las posturas que supongan una contracción muscular continua de una parte del cuerpo (por mobiliario o herramientas inadecuados), los esfuerzos bruscos con un grupo muscular específico y la manipulación manual de cargas.

El límite seguro de peso de un objeto a manipular es de 23 kilos, siempre y cuando se mantenga la carga pegada al cuerpo y a la altura de la cintura, y que no se realicen giros mientras se la sostiene. En el caso de baldes, ollas y fuentes, se aconseja no cargar más de 5 litros, y moverlos con ambos brazos.

La mesa o tabla sobre la que realizamos nuestras tareas debe permitir la completa extensión de los brazos, para evitar una excesiva contracción de hombros, cuello, codo y muñecas, o bien, otras posturas incorrectas debido a un agarre inapropiado de los utensilios.

Por otra parte, tareas tales como amasar, lavar a mano y planchar pueden ocasionar artrosis de pulgar y tendinitis de mano, muñeca y codo, así como adormecimientos de los dedos de la mano (síndrome de túnel carpiano).

Puntualmente, planchar y cocinar demanda una posición de pie durante largos períodos, lo que conduce a la fatiga de articulaciones de caderas y rodillas (y, a largo plazo, a trastornos circulatorios) y en los miembros superiores. En este caso, la recomendación es alternar los trabajos que deban realizarse de pie con otros que puedan hacerse sentados. Ante tareas repetitivas, se sugiere realizar la actividad durante 40 minutos, con intervalos de esparcimiento de 10 a 15 minutos, y luego retomar.

En síntesis, además de la prevención y la incorporación de hábitos saludables, una vez que la lesión aparece manifestándose con dolor en músculos y articulaciones, cosquilleo y adormecimiento en los miembros, es indispensable la consulta con un traumatólogo, quien orientará sobre el tratamiento más adecuado para vivir mejor.