Improvisando una suerte de peluquería al aire libre, Diego Bufarini comenzó a llamar la atención de quienes circulaban por el centro de Rosario. Su cliente se puso nervioso ante la mirada de quienes habitualmente lo ignoran y entonces el estilista pidió que los peatones no sacaran más fotos. "Vamos que a Raúl no le gustan los paparazzi", bromeó.
La escena se repitió este lunes al igual que la semana pasada, cuando el peluquero aprovechó uno de sus dos días libres en Las Rosas y recorrió los 120 kilómetros que lo separan de la ciudad para ir a cortar el pelo gratis sobre Bulevar Oroño.
"Yo literalmente en el 2000 no tenía nada hablando económicamente. La profesión me dio bastante y es una forma de devolver lo que me dio", explicó durante una entrevista con LT3.
La tarea solidaria también se replica en el pueblo donde Diego nació. Allí también ofrece sus servicios gratuitos para darle una mano a los chicos de bajos recursos que cada 15 días van al Centro de Acción Familiar. Para no perder horas de trabajo, corta el pelo de los niños a la hora de la siesta.
Lo que ocurre en Rosario, sin embargo, tiene mayor repercusión tanto hacia afuera como hacia adentro. "La gente de calle tiene un dolor terrible, no es nada nuevo lo que digo. Se les nota en la mirada", explica el peluquero.
Si bien admite que sus clientes "al principio son medio desconfiados", la experiencia es gratificante para ambas partes. En cuanto a la magnitud de su idea, consideró que "siempre hay un tiempo para hacer las cosas que uno quiere" y reconoció: "Soy un poco psicólogo y a veces un poco paciente también".