¿Cómo pasaron esta cuarentena los rafaelinos?

Vía Rafaela consultó a algunos lectores cómo cambió su vida el aislamiento social. Niños, sueño, gimnasia y comida, los principales temas.

Rafaela vacía por la cuarentena total
Rafaela vacía por la cuarentena total

El aislamiento social, preventivo y obligatorio, al menos en esta primera etapa, está llegando a su fin. En las próximas horas sabremos cómo seguiremos a partir del lunes. Lo que no se puede negar es que estos días modificaron nuestras conductas. A algunos más, a otros menos. Pero... ¿cómo lo vivieron los rafaelinos? Vía Rafaela consultó a algunos de sus lectores y estas fueron sus respuestas.

Todos respondieron a un cuestionario por igual: desde cuándo están en su casa y si salieron, cuántas veces y para hacer qué y si gastaron más o menos plata a comparación de la rutina pre-cuarentena. Si tienen hijos, cómo manejaron la educación de los chicos y si no los tienen, si la vida laboral se vio afectada. También podían responder sobre si cambiaron algunos hábitos con el encierro, si empezaron a hacer cosas en conjunto o solos que antes no hacían y qué es lo que soportan menos de la cuarentena.

El insomnio, mayor tiempo de los chicos con celulares o tablets, pero al mismo tiempo jugar más con ellos; la falta de intimidad, hacer ejercicios dentro de la casa, fueron algunas de los cambios más notables.

Lucas está casado con Ana Laura y tiene una nena y un varón. Es rafaelino, pero vive en Lanús. Está con su familia desde el 13 de marzo. Sólo salió a hacer compras dos veces por semana. El gasto de dinero total fue similar, pero la diferencia es que antes se hacía diariamente. Las tareas del colegio de los chicos se hacen a través de la plataforma la escuela. "Cuando termina la tarea, le agregamos más ejercicios o lectura de libros", comentó. Y si bien juega más con sus dos hijos hijos, también pasan mucho más tiempo con celulares o tablets. Entre los principales cambios, fueron los hábitos de sueño: "Acostarse tarde y levantarse a cualquier hora" fue lo que más se modificó.

Cecilia es docente y convive con Geri y sus dos hijas. Está dentro de su casa desde el 18 de marzo. "Salí una vez al banco, a cobrar", contó. No se modificó la cantidad de dinero que gasta en la familia. Organizó algunas actividades escolares con sus hijos y su vida laboral se volvió "desordenada, sin horarios claros". Pasó "más tiempo en familia, más juegos, más cocina. Antes no hacía masa madre o ese tipo de panadería por falta de tiempo". Lo que más extraña es a su familia "y que cada uno tenga su espacio y actividades. (Aunque me gusta compartir más)", aclara.

Florencia es soltera y trabaja en una empresa vinculada a la salud y es por ello que, en estos tiempos, trabaja mucho más. Desde el 18, solo salió dos veces y gastó menos dinero. "Leo más, hago yoga y cocino" admite, pero no soporta "no sentir el aire, no ver a mis sobrinos".

Julio tiene un negocio de comida, por lo tanto, su cuarentena no es total. "Laburo en el negocio, solo los martes, miércoles y jueves, por precaución. Salgo yo generalmente una vez por semana para ir al supermercado. Dos como máximo", dice y admite que "con los chicos (NdR: dos varones) está difícil la educación, algo que mandan del jardín, y algo hacemos con Ceci (NdR: su pareja) pero poco. El tema de los horarios es un desastre", reconoce. También los chicos pasan más tiempo mirando la tele o la tablet. 

Virginia también es docente y desde que se decretó el aislamiento obligatorio, sale una o dos veces por semana para comprar alimentos, ir a la farmacia, bancos o pagar aquello que no se pudiera hacer vía homebanking. Redujo sus gastos y trabaja más horas de las que cumpliría habitualmente. "No tengo una rutina de horarios para trabajar entonces estoy la mayor parte del día haciéndolo. Empecé a estar más tiempo con mi familia, almuerzo todos los días con mis padres, cosa que antes sólo se limitaba a los fines de semana. Mantengo un orden y limpieza en la casa, me alimento mejor y en los momentos correctos, hago ejercicios todos los días. Lo que no soporto de la cuarentena es no poder ver al resto de mi familia, sobre todo a mis sobrinos, compartir unos mates con amigos, ir al cine, la vida social", nos relata.

Marcelo, por su parte, nos cuenta que con su esposa y dos hijos están en aislamiento desde el 17 de marzo. Van a un negocio cercano a hacer las compras, aunque no diariamente. Como entra menos dinero a la casa, el gasto también bajó. En cuanto a la escuela de los chicos, le mandan actividades semanales, divididas por día que deben ser enviadas en una fecha determinada para su corrección. "Ahora seguimos haciendo las mismas cosas que hacíamos antes, pero con mayor frecuencia. Desayunar juntos, por ejemplo", cuenta.  En cuanto a los hábitos, cambió mucho el lavado de manos. 

Andrés vive con su pareja y no tienen hijos. Aunque, la cuarentena los agarró ayudando a un amigo que se había separado. Y los vecinos del fondo son una compañía. "Desde el viernes que arrancó estuve siempre guardado, salí tres veces en dos semanas para hacer compras para mí, mis vecinos o mi vieja", cuenta. Su novia es veterinaria y trabajó dos días de la primera forma normal y después hizo la cuarentena. Después trabajó medio día, por la mañana. No abren el petshop, la peluquería y otros servicios, pero sí trabaja con las consultas. Los gastos disminuyeron mucho: "El hecho de no gastar en nafta nos viene rindiendo mucho". Él edita videos: era un sector de la economía que vivía en crisis y ahora está totalmente parado. También da clases en un gimnasio: cerraron hace semanas. . 

Matías es soltero y vive con su mamá. En su trabajo decidieron que haya una reducción de personal para que haya menos gente circulando en la calle y en la oficina. Es así que se dividió en tercios al personal y uno de ellos no va a trabajar por semana. Esta semana está en su casa y salió dos veces para realizar compras en negocios de proximidad ("fui al super y me pareció que había mucha gente") y específicos, como carnicería, verdulería, lácteos y panadería. Reconoce que no respetó la cuarentena una vez: "Era por mi salud emocional", admitió. Al racionalizar las compras y cocinar más, gasta menos. Al igual que muchos, se modificaron sus hábitos de sueño: "Sufro mucho insomnio, duermo mal y no lo puedo modificar. Empeora cuando no trabajo". Empezó a hacer actividad física en su casa, caminando en el patio, una hora por día. "Lo que menos soporto es la falta de intimidad. Convivo con mi madre, y tenemos pocos espacios en la vivienda. No puedo leer, comer, mirar tv, nada, sin que mi madre esté presente", dice.

Alejandro trabaja en los medios y es soltero. Por lo tanto, su rutina es casi normal. Igualmente, gasta menos plata, porque "al estar más adentro, uno evita comprar pavadas o viajar o en esparcimiento". En uno de sus trabajos cambió de horario. Tampoco puede ir al gimnasio y lo obliga a entrenar en su casa.