“Ninguno de mis padres era médico, pero la medicina me apasionó desde chico”, recuerda el Dr. Marcelo Palma, quien comenzó su carrera soñando con ser ginecólogo. Sin embargo, durante sus años de formación en el Hospital de Urgencias de Córdoba, una guardia quirúrgica cambió su destino.“Me encontré con la cirugía de urgencia y fue amor a primera vista. Decidí dedicarme a eso y luego hice mi residencia en el Hospital San Martín de Paraná”, relata.

El descubrimiento de la cirugía bariátrica
Durante su residencia, Palma encontró un artículo que marcaría el rumbo de su carrera. “Fue en el año 2000, cuando leí por primera vez sobre cirugía bariátrica. Hasta ese momento, las enfermedades metabólicas estaban asociadas al déficit: la desnutrición, la falta. Pero la obesidad mostraba lo contrario: el exceso”.
El término bariátrico —explica el médico— proviene del griego baros, que significa “peso”, y hace referencia al tratamiento del peso corporal.“Vi que existía un enfoque médico-quirúrgico para tratar la obesidad. Era un paradigma nuevo. En Paraná todavía no se hacía, así que me formé hasta poder realizar la primera cirugía bariátrica en la ciudad, en 2011”, cuenta.

Un tratamiento que va mucho más allá de la cirugía
Aunque el procedimiento lleva el nombre de cirugía bariátrica, Palma aclara que no se trata solo de una intervención quirúrgica.“Es un eslabón dentro de una cadena de tratamiento. La cirugía por sí sola no alcanza: el trabajo en equipo es esencial”, señala.

Su instituto está conformado por un equipo multidisciplinario que incluye profesionales de nutrición, psicología, clínica médica, cardiología, endocrinología y actividad física, entre otras áreas.“La cirugía es una herramienta muy potente, pero debe ir acompañada de un aprendizaje profundo. Enseñamos a los pacientes a entender la obesidad como una enfermedad y a cambiar hábitos de vida para sostener los resultados”, explica.

“La obesidad no es una elección, es una enfermedad”
El especialista remarca que la obesidad tiene una fuerte base genética y metabólica.“No tiene obesidad quien quiere, sino quien puede. Hay una condición interna, una predisposición. Por eso, lo primero es entender que la obesidad es una enfermedad involuntaria”, subraya Palma.

Su paso por el hospital público le permitió comprender que esta problemática atraviesa todas las clases sociales. “Las enfermedades no respetan nivel económico. La obesidad está en todos los sectores y requiere contención, conocimiento y empatía”.
Avances tecnológicos y esperanza para los pacientes
Desde la década del 50, la cirugía bariátrica ha evolucionado notablemente. “Hoy operamos con técnicas mini invasivas, mediante laparoscopía, mirando un monitor. Esto redujo enormemente los riesgos y el tiempo de recuperación”, explica Palma.

La obesidad, detalla, está asociada a más de 200 enfermedades: diabetes, hipertensión, dislipidemia, colesterol elevado, reflujo, apnea del sueño e incluso ciertos tipos de cáncer. “Cuando el paciente logra bajar de peso y estabilizar su metabolismo, se aleja de muchas de esas patologías casi de forma automática. Es como quitarse una mochila enorme”, describe.
Cambiar la vida, más allá del quirófano
Las transformaciones no son solo físicas. “Los pacientes nos cuentan emocionados que pueden volver a abrocharse el pantalón, jugar con sus hijos o nietos en el piso. Es algo profundamente emocional”, dice el médico.
En su equipo, cada paciente es acompañado en un proceso de educación y cambio de hábitos. “La cirugía modifica la anatomía, pero si no hay un cambio en la rutina, los resultados no se sostienen. Ayudamos a entender qué hace el cuerpo con la comida y a rearmar el rompecabezas que representa la obesidad”.
“La cirugía es la herramienta más potente, pero el compromiso es del paciente”
“El mensaje es claro: la obesidad tiene tratamiento y salida. Es una enfermedad que debe abordarse con un equipo entrenado, con preparación médica y contención emocional. La cirugía bariátrica, cuando se realiza en centros especializados, es muy segura y sigue siendo la herramienta más eficaz que tenemos”, concluye el Dr. Marcelo Palma.
































