La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba

Joaquín se quedó varado con su abuela en y cuando tuvo su primera salida hasta el puesto de sus tíos le tenían preparada una gran sorpresa: el caballo con el que soñaba

La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)
La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)

El pasado martes 12 de mayo Joaquín Hernández Muñoz de seis años tuvo su primera salida hasta el campo en el paraje Las Ramadillas, lo llevó su tío Martín al campo a 15 km de Varvarco por la ruta provincial 43. Cuando llegó su tío Cocho sorprendió a su sobrino con el más hermoso de los regalos: el caballo Piñonero.

Los animales son el sustento de los tíos de Joaco en el paraje que se ganó el nombre por las casitas que se hacían los puesteros con las ramas de los ñires. La Comisión de Fomento de Varvarco encaró la construcción de tinglados para guarecer a los animales, pero la pandemia interrumpió las obras.

La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)
La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)

Joaco estaba en Varvarco porque se había quedado varado por el aislamiento obligatorio cuando fue de visita a lo de su abuela y no pudo volver a El Cholar, donde vive con su madre 100 kilómetros hacia el sur por la misma 43 que ya está asfaltada hasta Las Ovejas, explicó el sitio RioNegro.

Así que cuando aflojó un poco la rigidez de la cuarentena decidieron llevarlo de paseo al puesto y sorprenderlo con el caballo, uno manso y tranquilo ideal para un chico como él. Después de la emoción cuando le dijeron que aquel caballo era suyo, de lejos le llamó la atención que también parecía tener un tapabocas.

La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)
La primera salida de un niño neuquino y el regalo sorpresa que le esperaba (Foto: Martín Muñoz)

"Mirá tío… ¡tiene barbijo como yo!", exclamó el niño al acercarse. Entonces, Cocho le explicó que el caballo comía avena en el morral, una bolsa de arpillera atada con un hilo grueso. Joaco, lo miró, lo acarició y agradeció. "Cómo lo vas a llamar?", le preguntaron. "Piñonero", respondió.