Fito Páez celebró los 30 años del disco más vendido del rock nacional “El amor después del amor”, ante 8000 personas que coparon el Multiespacio Cultural Luján de Cuyo. A pesar del frío y la lluvia, los mendocinos se deleitaron con las canciones más populares del músico rosarino, con la participación de artistas locales.
En la noche del sábado 15 de abril, uno de los artistas más querido y reconocido de la música nacional, Fito Páez volvió una vez más a pisar tierras mendocinas. Pasadas las 21 horas, ante un público eufórico, se apagaron las luces del predio de Luján y comenzó un show único que deslumbró a todos los fanáticos.
Con el popular tema que lleva el nombre del disco celebrado “El amor después del amor”, Fito arrancó su concierto en Mendoza. Luego de sonar la intro que marcó la historia de miles de argentinos en los 90′s, el rosarino apareció en el escenario con todo el power que lo caracteriza, para abrir una noche increíble.
Repasando todas las canciones del disco, Páez cantó “Dos días en la vida”, “La Verónica”, “Pétalo de Sal”, y “Brillante sobre el mic”, entre otros de los temas más coreados por el público. En un momento llegó la hora de saltar y revolear lo que sea al grito de “A rodar mi vida”, que hizo estallar a los miles de mendocinos que aguantaron el frío para ver a su ídolo.
Fito Páez invitó a artistas mendocinos en sus 30 años después del amor
Luego de repasar los hits del disco, Fito se tomó una pausa y volvió recargado para continuar con el espectáculo que aún le quedaban varios temas por sonar. Con dos jóvenes mendocinos sobre el escenario, el rosarino revolucionó la noche.
Los jóvenes mendocinos Alejo Llanes y Valentín Castro de “Alejo y Valentín”, fueron los invitados de lujo de Fito, quienes lo acompañaron con sus cálidas voces a tocar “Es solo una cuestión de actitud”. En una potente y enérgica versión, el público bailó al ritmo del hit.
Con los hits “Al lado del camino”, “11 y 6″, “Circo Beat” y “Mariposa Tecknicolor”, Fito cerró su concierto en Mendoza que dejó más que felices a los miles presentes. Con la alegría que lo caracteriza y su energía única, el rosarino transportó en el tiempo a todos sus fanáticos, haciendo sonar la banda sonora de sus vidas.
