Un momento incómodo tuvo lugar este miércoles, durante el funeral de la Reina Isabel II, cuando en plena capilla ardiente un guardia real se desmayó. Los presentes en Westminster Hall quedaron sorprendidos con la situción. El funcionario se encontraba cerca del féretro.
El guardia, uno de tantos que rodeaban el ataúd, comenzó a balancearse, se descompensó y cayó tendido sobre el piso de piedra. Enseguida, algunos de sus compañeros acudieron en su ayuda, considerando que por una cuestión protocolar no pueden desarmar la posición.
Al obsevar lo sucedido, quienes esperaban para despedirse de la monarca se alteraron, por lo que la transmisión de la ceremonia fue interrumpida durante varios minutos mientras el guardia era socorrido. De todos modos, de inmediato el video se hizo viral en las redes sociales.
“El guardia está recibiendo atención médica. Mientras tanto, se llevó a cabo una rotación de la guardia y el público ahora puede continuar caminando junto a la reina”, escribió en su cuenta de Twitter el corresponsal de la familia real y editor en jefe de Royal Central, Charlie Proctor.
Asimismo, aclaró que ante el imprevisto se tomaron medidas para evitar sucesos similares. “Si uno de los guardias se siente mal durante la Vigilia, se le ha dicho que levante la cabeza -por tradición, todos deben mantener la mirada en el suelo-. Esto alertará al guardia superior y se realizará una rotación”, explicó.
El féretro de la reina Isabel II llegó este miércoles al Palacio de Westminster de Londres, donde permanecerá en capilla ardiente durante cuatro días para que los británicos puedan despedirla. El próximo lunes será inhumada en un funeral de Estado.
Ocho militares en uniforme de gala portaron el ataúd de la monarca hasta un catafalco púrpura situado en el interior del Westminster Hall, la parte más antigua del edificio que acoge el Parlamento británico.
Cuál debe ser la postura para desmayarse
Como es de imaginarse, en la nobleza cada situación tiene su protocolo, incluso los desmayos. Es tan importante la postura de los miembros de la guardia real que, durante su formación, reciben entrenamientos específicos en caso de que se descompensen. Aunque parezca mentira, tienen prohibido desmayarse como la gente normal: deben seguir un protocolo específico.
Así, los guardias deben caer primero sobre sus rodillas, poner las manos por delante y, finalmente, quedar tendidos boca abajo en posición recta. Por supuesto, tienen la instrucción de hacerlo sin llamar la atención.
No se trata de una medida de seguridad, sino de una cuestión de elegancia y sin perder la postura. Además, si un soldado se desmaya, los demás soldados deben ignorarlo, ya que hay quienes tienen la tarea de controlar ese tipo de situaciones.
