Imputaron por la muerte de Carlos “Bocacha” Orellano a policías y patovicas

Agravaron la acusación contra dos efectivos e incluyeron como coautores al jefe de seguridad de Ming y a un empleado.

El joven fue a bailar a La Fluvial durante el fin de semana largo de Carnaval en 2020.
El joven fue a bailar a La Fluvial durante el fin de semana largo de Carnaval en 2020.

A falta de un par de semanas para el primer aniversario de la muerte de Carlos Daniel Orellano (23), cuatro personas quedaron bajo prisión preventiva este lunes en relación a la causa. La Fiscalía planteó que se trató de un homicidio simple con dolo eventual, un delito que contempla una pena mínima de 8 años de prisión.

Aunque todavía no se presentó el informe final de la autopsia, los últimos resultados de los análisis forenses bastaron para que el Ministerio Público de la Acusación (MPA) considerara que los sospechosos “determinaron” al joven “a caer hacia su muerte” en la zona de Ming River House.

Entre los implicados figuran Gabriel Nicolossi (38) y Karina Gómez (41), una pareja de policías que prestó servicios adicionales la madrugada del lunes de 24 de febrero en La Fluvial. Ambos ya habían sido imputados en diciembre por incumplir sus deberes al advertir que el muchacho había desaparecido y también por hacer declaraciones falsas en un acta de procedimiento posterior. La mujer había quedado en libertad entonces, pero ahora permanecerá tras las rejas al igual que su compañero.

El fiscal Patricio Saldutti consideró que los efectivos fueron coautores del homicidio de Orellano. El mismo rol les atribuyó a Fabián Maidana (53), jefe de seguridad de Ming, y Emiliano López (30), un patovica que esa noche trabajó en la puerta. Estos también quedaron bajo prisión preventiva por resolución del juez Gustavo Pérez de Urrechu luego de haber sido detenidos durante allanamientos el último sábado.

Desde el MPA señalaron que la nueva “evidencia científica” da constancia de que el cuerpo de “Bocacha” presentaba golpes que le dieron en vida, tanto en el cuello como en la espalda y la zona baja. Si bien un análisis permite inferir que cayó con vida al agua, los encargados de la causa consideran que no fue un accidente sino el resultado de “una situación de amedrentamiento junto a la baranda” en la costanera.

El fiscal consideró que los cuatro involucrados “se representaron conscientemente el resultado de la muerte” del joven y “continuaron en forma voluntaria”. De esta manera, consideró que “asumieron el resultado de la acción” al acorralarlo de espaldas al río cuando quería volver a entrar al boliche.