Ailén Bechara compartió su experiencia y reveló el angustioso momento que vivió hace un mes, justo antes de su boda. La modelo sufrió la pérdida de un segundo embarazo y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente de urgencia.
“Fue el 13 de diciembre que salí del quirófano... Perdí mi segundo embarazo. Me estaban llamando a declarar (como testigo en una causa que tiene implicado a Thiago Almada por lesiones culposas, jugador de la Selección Argentina, del cual su marido, Agustín Jiménez, es su representante), estaba organizando el casamiento, vivía eso”, reveló la influencer en Puro show.
“Con Carolina Molinari nos preguntamos por qué no se habla de estos temas en los medios. Porque a la gran mayoría de las mujeres les sucedió. Las 2 veces que pasó estaba de 2 meses de embarazo. Yo me iba a casar embarazada, por eso el vestido era así, tenía una razón”.
“Y lamentablemente sucedió... Hice una campaña de trajes de baño de una marca que lancé y se me notaba. Con orgullo subí esos videos (a las redes sociales) porque quería gritarlo al mundo. Por consejo del médico, me lo sacaron en quirófano y mandaron a analizar para saber el motivo de la pérdida”, recordó Bechara.
El motivo por el que Ailén Bechara perdió su embarazo
“En ambos casos lo mandaron a analizar. La primer pérdida, supuestamente, fue por una falla cromosómica. Y el segundo todavía no tengo idea, porque no me llegó el resultado. Pero bueno... es una situación que no se la deseo a ninguna mujer”, explicó Ailén.
Respecto a la triste situación que le tocó atravesar, recordó: “La primera pérdida me desestabilizó mucho porque el embarazo con Fran (su nene), había sido perfecto. No tuve ningún problema. De pronto viene el segundo, estás ilusionada, vas a hacerte la ecografía con tu pareja y te dicen: ‘no hay latidos’”.
“Eso es un bombazo en la cara... eso me desequilibró mucho. De hecho, fue cuando me corté el pelo carré. Estaba desencajada. Ahora, yo iba con miedo, con miedo, con miedo a hacerme las ecos porque es una sensación que te queda. Agustín, esta vez, estaba en Europa, yo estaba con mi suegra”.
“Y cuando le ves la cara a la ecógrafa les cambia la cara. Le pregunté si había latidos, si estaba todo bien y me dijo que no. Otra vez verme de vuelta en el quirófano, en toda esa parte que te ves sola. Es entrar de una manera y de pronto, salís y ya...”, concluyó Bechara.
