Luego de más de 50 años de mantener una relación oculta y criticada, el príncipe Carlos de Inglaterra y Camilla Shand, se casaron el 9 de abril de 2005 en el castillo de Windsor, con edades de 56 y 57, ya que ella era un año mayor al príncipe.
La celebración comenzó con una ceremonia civil en el Ayuntamiento, a lo que le siguió una misa oficiada por el arzobispo de Canterbury en la capilla San Jorge. Después de 17 años y a puertas de la coronación de Carlos como rey el próximo sábado 6 de mayo, varios datos curiosos fueron saliendo a la luz y sorprendieron a todos.
El comienzo de la relación de Carlos y Camilla
La pareja real se conoció en un partido de polo donde los presentó Lucía Santa Cruz, una amiga chilena que tenían en común, para ese momento Camilla tenía 23 años y el joven príncipe 21 años. Ambos conectaron muy bien rápidamente, ya que compartían intereses por el polo, la pintura, la equitación, entre otras. Así fue como se volvieron amigos muy cercanos y más tarde amantes.
Camilla provenía de una familia tradicional sin título nobiliario, siendo hija de un oficial del Ejército Británico y nieta del noble Lord Ashcombe. Sin embargo, en aquel entonces, la joven Camilla se encontraba en una relación con el oficial de caballería Andrew Parker-Bowles, aunque esto no duró mucho tiempo.
¿Qué les impidió avanzar con su relación?
La familia real habría notado un cierto acercamiento entre los jóvenes, lo que no les sentó muy bien. Querían para Carlos una mujer inocente, de buena familia y capaz de dejarse ajustar en el protocolo real, a lo que Camilla no parecía encajar muy bien en sus planes.
Así fue cuando Lord Mountbatten, tío del príncipe Felipe (padre de Carlos), quien fue consejero del príncipe Carlos, le insistió en dejarla. Y para que este no pudiera romper las reglas, en enero de 1973 el príncipe se embarcó con la Marina Real para pasar ocho meses en el Caribe.
Enredos del corazón: los triángulos amorosos de la familia real
Antes de su relación con camila, Andrew Parker-Bowles, ex marido de la duquesa de Cornualles, tuvo un romance con la princesa Ana, pero sus diferencias religiosas impidieron su matrimonio. Si el oficial de caballería hubiera decidido renunciar a sus creencias, se creería que la historia del príncipe, Diana y la duquesa sería otra sin dudarlo.
Por otro lado, la hermana de Diana, Sarah, tuvo una breve relación con el mismísimo príncipe Carlos. Esta sería la razón por la cual conocería más tarde a Lady Di.
Las huellas del pasado: antecedentes familiares
La escandalosa historia de amor de la actual pareja, no fue la única en el reino. Hace un siglo, una mujer británica, que ya se encontraba casada y con hijos, se convirtió en la amante más célebre del rey Eduardo VII, quien es el actual tatarabuelo del príncipe Carlos. La famosa amante se llamó Alice Keppel, quien pasaría desapercibida, si no fuera porque es la bisabuela de Camilla.
“¿Sabía que mi bisabuela fue amante de su tatarabuelo?”, dicen que le comentó Camilla al príncipe de Gales cuando lo conoció por primera vez, a principios de los años 70.
El gran sueño de Camilla que se volvió real
A fines de los años 60, muchas mujeres de la época de Camilla se veían forzada a casarse con hombres adinerados, quienes eran elegidos por las propias familias. Incluso, una compañera de la duquesa, Virginia Carrington, se casó con el tío de la misma duquesa.
Aunque muchas personas pensaban que Camilla no tenía interés en el matrimonio por su mala apariencia e indiferencia con las actividades femeninas de la época, ella le confesó sarcásticamente a una amiga, quien le había preguntado la razón de su desinterés: “Estoy esperando un rey”. Poco después, sus deseos se hicieron realidad.
Los Apodos secretos entre el príncipe Carlos y Camilla
Durante su romance prohibido, Carlos y Camilla se referían en secreto a sí mismos como Gladys y Fred. Antes de la boda entre el príncipe y Lady Di, la actual duquesa le había regalado secretamente un brazalete de oro con las iniciales “G y F”, refiriéndose a sus apodos.
Este fue un hecho importante para que Lady Di se diera cuenta del amorío entre su prometido y “La Rottweiller”, como decidió apodarla ella misma a la amante.
La historia de amor reflejada en los anillos de compromiso
La historia que compartió Carlos con Diana y luego con Camilla fueron diferentes desde un principio, pero un anillo fue la prueba de todo.
Cuando Carlos le pide matrimonio a Lady Di, el príncipe no lo tenía preparado y fue por eso que la misma Diana fue quien escogió su propio anillo entre una selección que envió al castillo Windsor, la joyería Garrard: un zafiro oval de Ceilán rodeado de 14 diamantes montados en un aro de oro.
Por otro lado, el príncipe, a la hora de comprometerse con Camilla, lo pensó todo y se fijó en cada detalle, dándole un solitario de diamantes de cinco quilates de talla esmeralda, rodeado de otros seis más pequeños de talla baguette. Una pieza única en su tipo, que además tenía un gran valor familiar, ya que perteneció a la reina Isabel.
