En un mundo globalizado, donde lo que sucede en una región lejana del planeta puede afectar de determinada manera a otros lugares, no parece ilógico pensar que lo que está sucediendo en la guerra entre Rusia y Ucrania puede acabar perjudicando las finanzas de la Argentina.
Pero más allá de la especulación teórica, lo cierto es que las sanciones contra Rusia empujan de manera ascendente el precio del barril de petróleo y así surge una clara presión sobre los surtidores de nafta de nuestro país.
La suba del precio internacional del petróleo
Debido al conflicto Rusia-Ucrania, el valor del barril del petróleo se está viendo modificado hacia el alza y más aún por los recientes anuncios de las sanciones que aplicará Estados Unidos contra Rusia.
Pero el problema para la Argentina se centra en que los precios de los combustibles están congelados desde hace meses, con lo que los surtidores advierten una situación riesgosa económicamente hablando, que implicaría un desfasaje con respecto a los precios de la región de Latinoamérica.
El anuncio de Joe Biden, mandatario estadounidense, de este martes, señaló que prohibirá la importación de petróleo ruso. Previo a sus anuncios, ya el precio de los combustibles se posicionaba en el orden de los U$S 130.
Cabe mencionar que igualmente tanto el barril Brent como el crudo texano llegaron a cerrar por debajo de esta cifra, pero no por ello hay que desestimar que tocaron valores excesivamente altos. Respecto del crudo de Texas, desde la invasión de Rusia a Ucrania, ya subió un 35%.
Así, países limítrofes con la Argentina, como es el caso de Brasil, ya mantienen una situación de alerta y en particular en este último se baraja la posibilidad de aplicar subsidios a la nafta. Chile y Paraguay sufren permanentemente subas en los combustibles.
Difícil es poder aventurar qué sucederá con la Argentina, pero todo parecería indicar que la congelación de los precios de la nafta estaría haciéndose insostenible debido a la coyuntura global.
El gas también en alza
En medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la promesa de que las tarifas de gas no suban más que el promedio de los salarios, el Gobierno Nacional se debate cómo hacer frente a un problema que parece no tener una solución inmediata.
Es preciso señalar en este punto que con la cercanía del invierno y las bajas temperaturas, la importación de al menos 70 barcos con gas natural licuado (GNL) se vuelve una necesidad para cubrir las demandas que la sociedad necesitará.
Esto ocasionará un dolor de cabeza importante para las ya dañadas reservas del Banco Central, que deberá afrontar gastos superiores por la suba del gas, con divisas que escasean.
Según cálculos de la consultora Economía & Energía, las diferencias en los costos podrían generarle a la Argentina un incremento de más de U$S 1.520 millones en 2022. Aunque en otros análisis se avizora que esta suba podría multiplicarse y varias veces, trepando a más de U$S 5.400 millones.
