Otro argentino en la Fórmula 1: Gregorio Mandrini dejó todo en Córdoba y trabaja en Alpha Tauri

Se fue de Leones donde quedaron su mamá, su hermana, su sobrina recién nacida, su abuela y amigos. Eso fue solo una pequeña parte del gran esfuerzo que tuvo que hacer para llegar a la máxima categoría del automovilismo mundial.

Otro argentino en la Fórmula 1: Gregorio Mandrini dejó todo en Córdoba y trabaja en Alpha Tauri
Gregorio Mandrini (de Leones) y Nicolás Bianco (de Marcos Juárez), los dos cordobeses en Alpha Tauri, de la Fórmula 1.

Lógicamente que decir que Gregorio Mandrini con 25 años es actualmente el segundo cordobés que integra un equipo de Fórmula 1, ya es algo impresionante y llamativo por sí mismo. Pero detrás de estos grandes logros siempre se esconde una larga historia de sacrificio y de duras elecciones. “Grego” dejó todo en su Leones natal para perseguir un sueño que lo depositó en la máxima y más exclusiva categoría del automovilismo mundial. Vía Córdoba dialogó con él no solamente para contar su experiencia en el equipo Alpha Tauri sino para visibilizar el enorme esfuerzo por detrás.

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“Haber dejado mi vida de una semana a la otra no fue fácil, es algo que cuesta mucho”, aseguró Grego, en un momento del mano a mano desde Italia. Es que literalmente fue de una semana a la otra que el cordobés se contactó con Luciano Crespi y dejó Leones para aterrizar en Suiza, hablando solamente español. En su ciudad natal quedaron su abuela, su mamá y su hermana que acababa de tener una hija.

“Cuando estuve allá (en Leones) este último verano, nació mi sobrina y a los tres días de que nació me tuve que venir. Fue una de las cosas que más me costó dejar. Tengo a mi abuela también, que está grande y cada vez que me vengo es muy difícil. La primera vez que me vine fue muy de imprevisto. Contacté a Luciano un jueves y pasó una semana desde que hablamos hasta que yo estaba volando a Europa. Dejé prácticamente todo. Con los amigos es lo mismo, si bien uno se mantiene en contacto, no es lo mismo. Ves que se juntan y comen un asado y estás lejos y todo eso se siente y te tira a pensar: ‘qué hago acá tan lejos’. Son todas cosas que te tiran, pero si uno quiere cumplir sus sueños y alcanzar sus objetivos son cosas que hay que pasarlas”, resalta Grego Mandrini.

Gregorio Mandrini (de Leones) y Nicolás Bianco (de Marcos Juárez), los dos cordobeses en Alpha Tauri, de la Fórmula 1.
Gregorio Mandrini (de Leones) y Nicolás Bianco (de Marcos Juárez), los dos cordobeses en Alpha Tauri, de la Fórmula 1.

Toda esta historia con el automovilismo arranca de muy chico cuando él llegaba de la escuela, tiraba la mochila y se ponía a jugar con las herramientas del taller de su papá. Gustavo Mandrini fue piloto argentino y preparaba autos de competición para diferentes equipos. Ahí fue donde se crió el pequeño Grego y aprendió gran parte de lo que sabe. A eso también le sumó su formación en un colegio técnico. “Me formé con mi viejo, al secundario lo hice en una escuela técnica y salí como técnico mecánico”, explica el actual hombre de Alpha Tauri y compañero del otro cordobés de Marcos Juárez, Nicolás Bianco.

Pero todo ese entusiasmo por el automovilismo un día sufrió un golpe duro y seco. Es que en octubre del 2012 el papá de Grego tuvo un problema cardíaco que no pudo superar y falleció. Desde ese momento el joven, que por entonces tenía 17 años, decidió alejarse del deporte motor y hasta empezó la carrera de diseño gráfico, de la cual solamente le falta entregar la tesis para recibirse.

“Creo que todo eso lo hago con tantas ganas por él. A veces pienso que si alguien en ese momento le hubiera dicho que yo iba a llegar a la Fórmula 1, no lo creía. Pero un poco de todo esto es por él”, acotó Mandrini.

El primer pasó para llegar a la Fórmula 1

Si bien llegar a la Fórmula 1 no era un objetivo primordial y hasta lo veía como algo lejano, Grego siempre estuvo dispuesto a tomar nuevas oportunidades y eso, sumado al esfuerzo anteriormente mencionado, es otra de las características claves que lo llevaron hasta en donde está hoy.

Luego de que se alejara de las carreras y un poco de la mecánica, aunque seguía vinculado por hobbie, los años fueron pasando hasta que un día del 2019, con 24 años, Gregorio Mandrini decide contactarse con Luciano Crespi, un ingeniero argentino que se desempeña en Jenzer Motorsport. “En enero del año pasado lo conozco a Luciano, el cual mi papá con su padre habían tenido muy buena relación. Él estaba trabajando en Suiza y surge la posibilidad de llevarme. De una semana a otra dejé todo en mi vida y me tomé un avión. Hacíamos el campeonato de la Fórmula 4 italiana y yo estaba como mecánico. Empecé y me desarrollé muy bien, así que hice esa experiencia con Luciano como ingeniero”, rememora el cordobés.

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Y agrega: “Creo que el haber venido a Suiza y empezar a laburar de esto me recordó y me facilitó todo lo que había aprendido en mi infancia con mi papá, no fue algo que me costara. Es la primera vez que veía un auto de fibra de carbono, pero lo pude hacer”.

En el equipo estuvo poco más de un año cuando empieza a surgir la posibilidad de llegar a la Fórmula 1, un sueño impensado. “Lo de Alpha Tauri surge gracias a Nico que es el otro cordobés que está trabajando en el equipo. Con Nico me puse en contacto el año pasado. Si bien no nos conocemos personalmente, vi reflejada mi historia en él. Empezamos a hablar y hace dos o tres meses me avisó que estaban buscando gente para laburar y me dio un mail para mandar el currículum, lo mandé y a los días me contactaron y empezó todo el proceso. Tuve que pasar por cuatro o cinco entrevistas virtuales y después una entrevista presencial final hasta que me dijeron que me contrataban y me tenía que venir para acá”.

Desde boxes de Alpha Tauri, el auto de Yuki Tsunoda, en la Fórmula 1.
Desde boxes de Alpha Tauri, el auto de Yuki Tsunoda, en la Fórmula 1.

“Por ahí mucha gente me preguntan si yo soñaba con esto y la verdad les contesto que no, porque uno lo ve como muy lejano y muy imposible, entonces no te lo ponés como objetivo. Hoy en día estoy viviendo un sueño, todavía hace muy poco que entré y es una sensación hermosa tanto cuando estoy en pista como cuando estoy en fábrica y más de una vez miro la remera para ver el logo y decir sí, es real”, confiesa Grego.

Saber aprovechar las oportunidades

Como se mencionó, Gregorio Mandrini dejó mucho en Leones para triunfar en el mundo del automovilismo. Además de ese esfuerzo también supo ver y crearse sus propias oportunidades.

“Tuve muchas oportunidades que le tengo que agradecer a Luciano y a Nico, pero siempre estuve dispuesto. Desde enero del año pasado hasta el día de hoy a mi familia, mis amigos, los podía ver 20 días para Navidad. Haber dejado mi vida de una semana a la otra no fue fácil, es algo que cuesta mucho y más cuando llegas a un país como Suiza donde todos hablan alemán, algunos hablan inglés, se hace difícil. Pero bueno siempre estuve dispuesto, creí en mí, sabía que lo podía hacer y le di para adelante. Se ve que los de Alpha Tauri vieron mis ganas y mi entusiasmo y creyeron en mí. Cuando entré, enseguida me dieron responsabilidades muy grandes y demostré que podía hacerlas por lo tanto el equipo está muy contento y yo estoy muy contento con el trabajo que me han dado para hacer”, valora el cordobés.

Gregorio Mandrini es el encargado de las ruedas del auto de Yuki Tsunoda, de Alpha Tauri, en la Fórmula 1.
Gregorio Mandrini es el encargado de las ruedas del auto de Yuki Tsunoda, de Alpha Tauri, en la Fórmula 1.

Y remarca: “Alguna vez no te voy a negar que me he preguntado si valía la pena. Pero hacía rato que estaba buscando esto, iban dos o tres años que me estaba preparando para venir a Europa, ahorrando lo que podía, haciéndome el pasaporte, hacía lo que podía para logar el objetivo. Luciano me lo facilitó muchísimo al venir con trabajo. Pero yo ya lo estaba buscando y ante la mínima oportunidad que tuve no lo pensé y dije ‘dale esto es lo que yo quería, tengo la oportunidad lo tengo que hacer’”.

De esta manera Grego logra algo que nunca se había imaginado, pero que quizás inconscientemente venía trabajando para alcanzar. La vida le dio la oportunidad y esa semilla que alguna vez plantó su papá en el taller de Leones, él la fue regando hasta llegar a donde se encuentra hoy. “Creo que logré más de lo que me había puesto como objetivo. De momento quiero disfrutar esto y a medida que me vaya adaptando y creciendo me pondré nuevos objetivos. Mi objetivo es aprender sobre mi trabajo, hacerlo bien y cumplir para lo que me contrataron”, concluye.

El sueño ya es una realidad y está en marcha.